Al iniciar cada día, millones de trabajadores en el mundo despiertan con la idea de encarar una nueva jornada de trabajo; habrá quienes lo hagan con ilusión, alegría, energía, entusiasmo, diversión, satisfacción, por agradecimiento, por responsabilidad, por compromiso y/o porque tienen metas claras respecto de su futuro, y habrá otros que lo harán sin motivación, como una carga, una imposición, de forma monótona y quizá el despertar para ir al trabajo les represente una tortura.
Cada persona tiene su propia forma de entender el alcance del trabajo y la forma cómo debe desarrollarlo, y en ello, mucho influyen los valores y principios que se aprendieron en la familia y en la escuela.
La felicidad en el trabajo debe ser un factor prioritario para las empresas y los trabajadores, en lo que le corresponda a cada uno, por la simple y sencilla razón de que el trabajo es la actividad que más tiempo forma parte de nuestras vidas solo equiparada con el lapso destinado a dormir.
En los últimos 3 años han sido noticia constante las manifestaciones en los más diversos puntos del planeta, de trabajadores inconformes con sus condiciones laborales pues sin duda la pandemia en gran medida hizo reflexionar sobre el propósito del trabajo, y aunque múltiples factores tienen efecto en la situación, la realidad es que detrás de todos ellos hay un denominador común: todos buscan ser felices en el trabajo.
En varios países se ha iniciado una alocada carrera por modificar las leyes, de manera que se puedan satisfacer en lo posible las necesidades de un trabajo apropiado, aunque en algunos casos el motivo del cambio busque un propósito político y no una real intención de mejorar las condiciones de los trabajadores. Sin embargo, la ley por si misma no tiene como fin hacer más felices a los trabajadores, aunque si puede ser un factor que mejore la situación laboral de los empleados en temas como el salario, la jornada laboral, las vacaciones y muchos más, ese factor es sólo una parte de la solución.
En otras palabras, los trabajadores no serán mas felices porque la ley lo diga o porque los patrones cumplan con la obligación legal.
La felicidad en el trabajo debe ser sembrada para obtener la cosecha. Por ejemplo:
1. Hacer reuniones cara a cara con el propósito efectivo de integrar a los empleados, de nada sirve que se organice dicha reunión y cada uno haga lo que quiera por su lado.
2. Dar espacio para que los empleados muestren habilidades personales a los demás compañeros de trabajo, como lo es cantar, tocar un instrumento musical, hacer torneos deportivos, o dar oportunidad de que trabajadores puedan capacitar a otros empleados o ser mentores, no sólo en temas del trabajo, sino también en actividades útiles para la vida, y aprender nuevas habilidades.
3. Abrir las instalaciones de la empresa para que las familias de los empleados puedan visitarlas, hasta donde esto sea posible, de manera que ellos puedan ver lo que hace en su actividad cada empleado, y los trabajadores puedan sentirse orgullosos de que hacen algo por sus familias.
4. Reconocer las actividades bien hechas y aquellas que resalten la honradez, la integridad, la decencia, la dignidad, la bondad y el apoyo a los compañeros y la comunidad, entre otras alternativas.
La productividad se ve aumentada de manera sustancial cuando las empresas valoran la felicidad, lo cual incluye, además, que se tengan políticas congruentes con los clientes y los empleados de respeto, compromiso, tolerancia, profesionalismo, responsabilidad, confianza, equidad, solidaridad y honestidad. Es decir, si la empresa tiene real autoridad moral ante el empleado, el empleado estará seguro de que sus pasos van en la dirección correcta para ser feliz en su trabajo.
También el empleado debe ser honesto consigo mismo respecto de la actividad que desempeña en la empresa, pues si lo que hace no le gusta, no lo disfruta y no le entusiasma, es claro que no es el trabajo adecuado, por lo que debe buscar el empleo que si le motive cada día.
Si el empleado está en el trabajo y en la actividad correcta, así como en la empresa adecuada, haciendo las tareas diarias podrá encontrar la felicidad en el trabajo.