Es difícil hablar de felicidad y bienestar cuando estamos pasando por un momento difícil. Nos ha pasado recientemente con la Pandemia y nos pasa ahora con la intervención rusa en Ucrania. Pareciera que existen asuntos más importantes que el bienestar personal y para algunos suena hasta irresponsable y egoísta ocuparnos de algo tan propio.
Sin duda, las tragedias y los conflictos internacionales son importantes, pero también lo es nuestra felicidad. ¿Por qué esta afirmación? Primeramente, hay temas que se escapan de nuestro control y poco podemos hacer por cambiarlos. En segundo lugar, necesitamos estar bien para poder hacer frente a todas esas situaciones difíciles que se nos presentarán en la vida. Finalmente, nunca debemos dejar de trabajar en la felicidad, la propia y la de nuestros semejantes, ya que una sociedad más feliz siempre será un mejor lugar para vivir.
La felicidad es un aspecto de nuestras vidas que en mucho está bajo nuestro control. Hace algunos días conversaba con un amigo en forma remota y tocábamos el tema de la felicidad y su relación con el dinero. La pregunta clásica es: ¿Tener más dinero nos brindará más felicidad? Y la respuesta educada es: en el mayor número de los casos, sí. El bienestar integral es clave para que nuestra felicidad sea duradera y, como lo hemos mencionado ya varias veces, éste tiene varios componentes: el bienestar material, el bienestar físico y el bienestar emocional.
Todos tenemos la posibilidad de trabajar en la mejora de nuestro bienestar, pero las circunstancias y el prójimo también juegan un papel en ello. Muchas veces el ingreso o las posesiones no están del todo bajo nuestro control. No podemos obligar a nuestro jefe a que nos pague más, o a una empresa a que nos de trabajo o a nuestros padres a que nos hereden una fortuna. Lo mismo sucede con el bienestar físico y con el bienestar emocional: algunas circunstancias o algunos terceros tienen la posibilidad de allanar u obstaculizar nuestro bienestar.
La pandemia nos trajo afectaciones involuntarias a nuestro bienestar, en todos sus componentes. Muchos perdimos el trabajo o sufrimos la caída de nuestros ingresos; otros sufrimos efectos en nuestra salud física por enfermedad o por falta de opciones de ejercicio; y otros nos vimos afectados en el aspecto emocional por la falta de contacto físico con nuestros seres queridos. Hubo quienes sufrieron de todo, sin duda, y la lucha por ser felices se les complicó en serio.
Es común pensar que la felicidad es cuestión de actitud y coincido con este tipo de razonamiento. Puede que nuestras circunstancias no sean del todo favorables o que nuestro bienestar se vea afectado y aun así, puede que busquemos y logremos ser felices a pesar de todo.
Si se está de acuerdo con lo anterior (y no se tiene por qué estarlo), la tarea es entonces trabajar en los medios para ser feliz, aun y cuando nos estemos enfrentando a una adversidad, como una pandemia o como una amenaza de guerra mundial. Mi recomendación al respecto es muy simple: PONTE A TRABAJAR. Y sí, tenemos los medios, las teorías, los ejemplos, los hallazgos y demás para aprender a ser felices. Hoy en día tenemos acceso a infinidad de vídeos en Youtube, a miles de escritos en Internet y a cursos y diplomados que en su mayoría son gratuitos que nos pueden ayudar mucho a lograr una actitud de felicidad.
Un tema que siempre me ha interesado y que está relacionado con la felicidad es el apego y desapego. Según los budistas, para ser feliz hay que sentir que nada nos pertenece y ser conscientes que en cualquier momento podemos perder aquello que creemos que nos pertenece. Bajo esta lógica, una de las recetas para la INFELICIDAD es apegarnos a las cosas que disfrutamos y a las personas que queremos. Sin duda, esta actitud, además de ser más fácil de decir que de hacer, es también una posición cómoda en la que no hay apego y no hay entrega. Si no hay apego no te dolerá cuando lo pierdas. Si no hay entrega no habrá decepción. Aparte de los budistas, aquellos que practican esta filosofía con frecuencia son etiquetados como fríos, insensibles. No se involucran y así no sufren.
No importa cuál sea tu receta, lo importante es tratar de ser feliz gracias y a pesar de las circunstancias. En lo personal, con frecuencia desarrollo el apego a ciertas cosas y hacia ciertas personas, aun a sabiendas de que en el momento en que las pierda me llegará la infelicidad. Sé que la pandemia, o la inseguridad, o los malos gobiernos o una crisis mundial me afectarán y me harán perder cosas y personas que quiero, pero aun así siento que para disfrutar de la vida hay que hacerlo con pasión y con determinación.
Vine a este mundo a vivir y a ser feliz. Si no vivo pasión, no vivo y por ende, no soy feliz.
Claro, usted tiene la libertad de escoger el camino que más le plazca para ser feliz.
El autor es consultor y conferencista en los temas de felicidad, bienestar y calidad de vida
Su correo electrónico es: pepechuy13@gmail.com