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‘Las crisis son oportunidades’: ¿Qué dice la carta de Carlos Slim que todos los mexicanos deberían leer?

Carlos Slim, el dueño de Telmex y el más rico de México, escribió una carta que combina sabiduría de vida, reflexión económica y una lección moral: la riqueza no vale nada si no mejora al país.

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El texto de Carlos Slim, titulado “Carta a las jóvenes y a los no tan jóvenes”, combina consejos de vida con observaciones sociales y económicas sobre el México actual. (Fotoarte: El Financiero / Andrea Noemi López Trejo / Crédito: Shutterstock / Bloomberg / IA)

Carlos Slim, el socio más importante de Pemex en la actualidad y el hombre más rico de México escribió una nueva carta en la que incluye reflexiones sobre la vida y parte de su legado.

En la carta, fechada en septiembre de 2025, el fundador de Grupo Carso y el dueño de Telmex deja ver un mensaje que va mucho más allá de los negocios. Se trata de una invitación a vivir sin miedo, sin culpa y con propósito.

El texto, titulado “Carta a las jóvenes y a los no tan jóvenes”, combina consejos de vida con observaciones sociales y económicas sobre el México actual. En la carta, Slim no habla de inversiones ni de fusiones; habla del alma, de la humildad y de cómo las crisis son oportunidades para hacernos más fuertes.

En tiempos donde el país enfrenta desafíos como la incertidumbre económica, ocasionada por la amenaza de aranceles de Donald Trump a México, el mensaje de Carlos Slim cobra especial fuerza. El empresario recuerda que la riqueza, el éxito o el poder no valen nada si no se usan para generar bienestar colectivo. Su frase final lo resume todo:

“Debemos dejarles un mejor país a nuestros hijos, pero es más importante dejarle mejores hijos a nuestro país.”

La carta —escrita a mano y dirigida al emprendedor e inlfuencer Oswaldo Oso Trava— ha despertado un debate profundo: ¿qué tanto aplicamos en nuestra vida las ideas del hombre más influyente del país?


“Las crisis son oportunidades para hacernos más fuertes”

En su carta, Slim aborda uno de los temas que más lo ha acompañado a lo largo de su carrera: la resiliencia ante la adversidad. Desde las devaluaciones del peso mexicano en los ochenta hasta la pandemia de COVID-19, el empresario ha repetido que las crisis no son momentos para detenerse, sino para aprender, corregir y reinventarse.

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Slim aborda uno de los temas que más lo ha acompañado a lo largo de su carrera: la resiliencia ante la adversidad. (Fotoarte: El Financiero / Andrea Noemi López Trejo / Crédito: Shutterstock / Bloomberg / IA)

“Las crisis son oportunidades para hacernos más fuertes”, escribe con letra firme.

En el fondo, el mensaje de Slim no es solo empresarial, sino emocional. Habla de cómo el miedo y la culpa —dos emociones muy humanas— pueden paralizar tanto a una persona como a un país entero. Su consejo es eliminar esos lastres, aceptar los errores y transformarlos en impulso.

Para Slim, la ocupación desplaza a la preocupación. En otras palabras, trabajar, actuar y crear son la mejor medicina contra la ansiedad o el pesimismo. Es una filosofía que se refleja en su propia historia: En lugar de frenar ante los altibajos económicos, el iniciador de la Dinastía Slim expandió su imperio en momentos de incertidumbre, apostando por sectores estratégicos y por el talento mexicano.

“La mejor inversión pública y privada es combatir la pobreza”

Más allá del mensaje motivacional, la carta de Slim también lanza una advertencia social y económica que no puede pasar desapercibida: la urgencia de combatir la pobreza en México.

El magnate afirma que hacerlo no solo es un deber moral, sino también una necesidad práctica para fortalecer la economía del país: “La mejor inversión pública y privada es combatir la pobreza.”

Con esa frase, Slim pone el dedo en la llaga: el crecimiento sostenible no se logra solo con infraestructura o tecnología, sino con bienestar social y educación. La lógica es simple: una población con mayor poder adquisitivo y acceso a oportunidades genera un mercado más fuerte, dinámico y justo.

Slim, quien abrió una cuenta de cheques a los 12 años, ha sostenido que los empresarios son administradores temporales de la riqueza, y que su papel es generar empleo, desarrollo y valor. En su carta reafirma esa visión y añade una dosis de humildad: “No nos llevamos nada.”

Ese cierre sintetiza la filosofía del hombre que ha sido a la vez símbolo de éxito y blanco de críticas. Slim recuerda que la riqueza no es un fin, sino un medio; y que el verdadero legado no está en las cuentas bancarias, sino en la calidad de las personas y el país que dejamos atrás.

Un mensaje vigente para el México de hoy

El contexto no podría ser más adecuado. México atraviesa un momento de reconfiguración económica y social: La inflación en México da signos de moderación, al tiempo que las inversiones tecnológicas están a la alza y un debate abierto sobre el papel del empresariado en el desarrollo del país.

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“Debemos dejarles un mejor país a nuestros hijos, pero es más importante dejarle mejores hijos a nuestro país", señala la carta de Carlos Slim. (Fotoarte: El Financiero / Andrea Noemi López Trejo / Crédito: Shutterstock / Bloomberg / IA)

En ese escenario, la carta de Slim funciona como una brújula moral y práctica. Invita a trabajar con propósito, sin perder la humanidad, y a recordar que la prosperidad individual no tiene sentido si no contribuye al bienestar colectivo.

“Debemos dejarle un mejor país a nuestros hijos, pero es más importante dejarle mejores hijos a nuestro país.”

La frase resume el espíritu del mensaje: responsabilidad, esperanza y visión de futuro. En tiempos donde abundan los discursos de división y pesimismo, Slim propone una ética de acción y optimismo.

Y aunque la carta no pretende ser una guía económica, bien podría leerse como una hoja de ruta para un México más solidario y productivo: un país que ve en cada crisis una oportunidad de crecer.

¿Por qué importa una carta escrita por Carlos Slim?

La carta de Carlos Slim se ha viralizado porque toca una fibra muy mexicana: la mezcla entre adversidad y esperanza.

Su mensaje es claro: las crisis no nos definen, nos fortalecen. En un mundo donde el éxito se mide en cifras, Slim nos recuerda que lo más valioso no tiene precio.

Tal vez por eso, más que una carta, este texto es un legado.

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