El principal índice accionario de China inició la sesión de hoy martes 25 de agosto con un descalabro de 6.41 por ciento para quedar en ese momento a solo cuatro unidades de romper el piso de 3 mil puntos.
Sin embargo, después del nerviosismo inicial, la bolsa recuperó partes de las pérdidas, sin dejar la trayectoria negativa que la ha caracterizado desde hace dos semanas y que tiene a los mercados del mundo bajo presión.
Al cierre de ésta edición el índice Shanghai Stock Exchanges (SSE) retrocedía 4.55 por ciento, con lo que cotiza en 3 mil 63.18 unidades. La preocupación por la economía del país y su impacto en el mundo, se mantiene como el principal factor de influencia para los inversionistas la mañana de hoy en la región asiática.
Desde que se decretó la devaluación del yuan por parte del banco central chino, el pasado 11 de agosto, el principal indicador accionario del país ha caído 746.91 unidades, equivalente a 19.01 por ciento; asimismo, la caída reportada desde su máximo del año, ubicado en 5 mil 166.35 unidades y registrado el 12 de junio, es considerable.
Desde su máximo, la bolsa china ha perdido en su principal indicador 2 mil 51.98 unidades, o bien 39.72 por ciento; las pérdidas de las dos semanas recientes ya borraron las ganancias acumuladas en el año, ahora el balance es negativo con 7.22 por ciento en términos de dólares.
En la sesión de este martes los otros índices de la región tratan de desligarse de la influencia negativa del indicador accionario chino, impulsados por compras de oportunidad, aunque la sesión se caracteriza por la volatilidad.
El Nikkei de Japón refleja una ganancia de 0.20 por ciento aunque llegó a ganar poco más de un punto, la bolsa de Singapur avanza 1.39 por ciento, los títulos accionarios en Hong Kong se recuperan 1.32 por ciento y el índice Kospi de Corea del Sur cotiza con un tímido avance de 0.43 por ciento.
Sin embargo, el banco central de China, que ayudó a desencadenar una derrota del mercado con la devaluación puede ser el único alrededor del mundo con la potencia necesaria para detenerla, al tener 3.9 billones de dólares de depósitos bancarios como reservas y la tasa de interés a 4.85 por ciento contra cerca de cero de países desarrollados.