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En Apatzingán, el crimen organizado se adueña del servicio de luz

Habitantes de Apatzingán afirman que hombres armados les exigen el cobro por el suministro eléctrico.

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La Comisión Federal de Electricidad (CFE) detectó conexiones ilegales en la red del suministro eléctrico, por lo que presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR).v [Fotografía. CFE]

De las extorsiones a limoneros y el trasiego de drogas, el crimen organizado pasó también a cobrar el servicio de energía eléctrica en el municipio de Apatzingán, Michoacán.

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) detectó conexiones ilegales en la red del suministro eléctrico, por lo que presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR), donde se inició una carpeta de investigación por el delito de robo de energía eléctrica.

De acuerdo con el expediente, la paraestatal registró un aumento significativo del uso de energía eléctrica en Apatzingán.

Luego de inspecciones a diversos inmuebles, se encontró daño a medidores y a instalaciones mediante cables conectados de forma directa a la red general de distribución, con los cuales se aprovecha ilegalmente la energía eléctrica.


Las primeras indagatorias de la FGR establecen que “los usuarios argumentaron que pagan los servicios de luz a personas que pertenecen presuntamente a la delincuencia organizada”, quienes “realizan la conexión eléctrica para dar el servicio de energía”.

Mediante un parte oficial, la fiscalía general remarcó que continúa con la integración de la indagatoria para localizar a los responsables de este ilícito.

Crimen organizado expande negocios en Michoacán

El crimen expande sus negocios en Michoacán tras el cobro del servicio de luz eléctrica en la región de la Tierra Caliente.

Fuentes policiales consultadas revelaron que en Apatzingán tienen presencia Los Viagra, el Cártel Jalisco Nueva Generación y un reducto de Los Caballeros Templarios.


Una de las personas afectadas, quien no reveló su nombre para evitar represalias, expresó que pagan a gente armada que se presenta con ellos “por temor a ser asesinados por sicarios, en caso de negarse”.

“El crimen no tiene llenadera”, dijo un comerciante que huyó de Apatzingán porque ya no aguantó más las extorsiones.

Y se quejó: Ahora la maña cobra piso desde los negocios más grandes hasta los puestos de tacos.

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