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“No le creo nada a los talibanes”: Las mujeres y el miedo en las calles en Afganistán

Pese a que el grupo extremista prometió respetar los derechos de las mujeres, la mayoría de ellas desconfía de las palabras de los talibanes.

Pese a que el grupo extremista prometió respetar los derechos de las mujeres, estas desconfían de las palabras de los talibanes. (AP)

Una activista que se quedó en casa durante días por temor a los talibanes decidió salir por primera vez el martes en Afganistán. Ella y su hermana, ambas con el cabello cubierto por mascadas sueltas, eran las únicas mujeres en el mercado, donde atrajeron algunas miradas hostiles, pero ningún acto de hostigamiento.

Mientras tanto en Herat, la tercera ciudad más poblada del país, las niñas se unieron a los niños que regresaron a clases, en contra de las expectativas, pero los insurgentes les dieron hiyabs y velos en la puerta. En la capital Kabul, una periodista entrevistó a un miembro de los talibanes en un estudio de televisión, algo que anteriormente era inimaginable.

Días después de tomar el control de la nación luego de una ofensiva implacable, los insurgentes trataron de mostrar una postura más moderada, prometiendo respetar los derechos de las mujeres e invitándolas a unirse al gobierno. Algunas afganas, que desconfían profundamente de los milicianos islámicos, trataron cuidadosamente de poner a prueba sus límites.

Pero en gran parte del país, muchas permanecían en sus hogares, demasiado asustadas para salir a un nuevo mundo en el que un grupo extremista que alguna vez apedreó mujeres y restringió cada uno de sus movimientos está nuevamente en el poder. La afabilidad mostrada por el grupo se contraponía a los reportes que había en las calles de que hacía visitas casa por casa en busca de periodistas, personas que trabajaban para la oposición y otros objetivos.


Una profesora occidental en Kabul, que pidió hablar bajo condición de anonimato debido a continuas amenazas a la seguridad, señaló que el miedo se apodera de la capital.

“Han empezado a ir casa por casa, revisando los hogares de la gente, en ocasiones entrando por la fuerza. Dicen que están dejando en paz a la gente, pero eso es un indicio de que no es cierto”, comentó.

Los talibanes han atribuido actos de saqueo y robos a criminales o a personas que se hacen pasar por miembros del grupo, no a sus combatientes. Asimismo, liberaron a miles de reclusos, incluidos los que se encontraban en la prisión más grande del país, como parte de una amnistía general.

Los reportes, en caso de confirmarse, representarían un fuerte contraste con las promesas que el grupo hizo el martes.


“No les creemos a los talibanes”, dicen mujeres afganas

Enamullah Samangani, miembro de la comisión cultural, aseveró que el grupo estaba dispuesto a “darles a las mujeres un entorno para trabajar y estudiar, y la presencia de mujeres en distintas estructuras” del gobierno. Otro miembro del grupo prometió respetar los derechos de las mujeres de conformidad con la ley islámica.

Sin embargo, los talibanes se han caracterizado por tener una interpretación ‘muy estricta’ de las escrituras islámicas.

“No le creo nada a los talibanes”, señaló una importante locutora de televisión de Kabul, quien dijo que el martes permanecía escondida en la casa de un familiar.

Comentó que tenía demasiado miedo de regresar a casa y mucho más para ir al trabajo luego de que se dieron a conocer reportes de que tenían una lista de periodistas y había acudido a las viviendas de algunos de ellos después de capturar Kabul el domingo.

Su padre le dijo que siguiera escondida hasta que se aclarara la situación de seguridad. Hablando con la AP vía telefónica, la joven de 29 años, quien pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias, señaló que la situación no está clara para las mujeres en Afganistán.

Previamente, en un intento de los talibanes por mostrar una nueva imagen, una periodista de la televisora Tolo entrevistó a un funcionario el martes en un estudio.

“Eso era impensable hace dos décadas, cuando estuvieron al mando por última vez”, tuiteó Saad Mohseni, el propietario de la estación.

Hasta ahora no había indicios de que el grupo obligue a las mujeres a portar la burka, el velo azul que cubre de pies a cabeza y que las mujeres debían vestir durante el mandato previo de los talibanes.

Sin embargo, la mayoría de las mujeres está esperando señales más claras por parte del grupo rebelde. Mientras tanto, están preocupadas por cuestiones inmediatas, como por ejemplo, si pueden salir solas, si aún tienen trabajo, si pueden aspirar a una carrera o si deberían abandonar el país.

La locutora de Kabul dijo que las afganas han logrado grandes avances con el paso del tiempo, pero no cree que los talibanes acepten ese progreso.

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