Miss Universo vive uno de los momentos más tensos de su historia reciente. A pocos días de la coronación del 21 de noviembre, el certamen enfrenta un conflicto directo entre Raúl Rocha Cantú, presidente de la Miss Universe Organization, y Nawat Itsaragrisil, empresario tailandés, dueño de la franquicia local y anfitrión del concurso este año.
Ambos directivos llegaron con la encomienda de revitalizar un certamen que, aunque icónico, arrastra una década de pérdidas de audiencia y cuestionamientos sobre su relevancia.
Sin embargo, sus ideas chocaron desde el arranque: mientras Rocha busca mantener el formato tradicional que funciona en América Latina (un concurso televisado que exalta el carisma, la presencia escénica y la narrativa del empoderamiento), Nawat impulsa un modelo comercial basado en redes sociales, ventas en línea e interacción algorítmica.
Lo que se esperaba fuera una colaboración estratégica derivó en una disputa abierta que ya convirtió al certamen de belleza en un drama internacional. La tensión entre ambos es visible en comunicados, transmisiones en vivo e incluso enfrentamientos con concursantes como la mexicana Fátima Bosch, planteando la pregunta clave: ¿Miss Universo está en riesgo de fragmentarse?

¿Qué está en juego? La disputa entre Rocha y Nawat toma forma
La pugna estalló públicamente tras el inicio del concurso el 2 de noviembre en Bangkok. Mientras Rocha insistió en que Miss Universo debe continuar como una “plataforma de empoderamiento para mujeres”, Nawat empujó una estrategia opuesta: convertir a las participantes en figuras de comercio social capaces de vender productos, generar clics y mover audiencias digitales.
Nawat alentó a las candidatas a impulsar publicaciones, recolectar “me gusta” y promover enlaces promocionales. Incluso les ofreció una cena transmitida en vivo a las diez que obtuvieran mejores métricas. Pero la organización global rechazó ese giro, advirtiendo que estas iniciativas “no representan los valores” del certamen.
Polémica por discusión entre Nawat y Fátima Bosch
El momento más crítico llegó cuando el empresario tailandés reprendió públicamente a Fátima Bosch, Miss Universo México 2025, por no publicar suficiente contenido promocional. La escena, transmitida en vivo por Facebook, terminó con seguridad involucrada y una docena de concursantes abandonando el evento, incluida Miss Iraq 2025.
Poco después, Rocha ‘borró’ a Nawat de MU 2025. Con un video en redes sociales, lo acusó de “actos maliciosos” hacia las participantes y lanzó una exigencia directa: “¡Nawat, debes detenerte!”.
En conferencia con más de 100 periodistas, Nawat rompió en llanto y reclamó: “Pagué 2 millones de dólares en efectivo… ¿Por qué me haces esto?”. Argumentó que la industria está en declive y solo evolucionará adoptando el marketing moderno.
Una industria en crisis: ¿puede Miss Universo sobrevivir al choque de modelos?
El conflicto refleja problemas más profundos que afectan a Miss Universo desde hace años. Tras su fundación en 1952 como estrategia publicitaria para vender trajes de baño, el certamen vivió décadas de éxito, especialmente entre los años setenta y noventa, cuando era un fenómeno global televisivo.
Patrocinios, acuerdos de transmisión y franquicias lo convirtieron en un gigante cultural, pero el siglo XXI trajo consigo nuevos cuestionamientos sobre la relevancia del concurso de belleza.
En Estados Unidos y Europa, las audiencias jóvenes comenzaron a verlo como un espectáculo obsoleto y hasta objetivizante. Aunque América Latina, Filipinas y Tailandia son mercados apasionados, la tendencia internacional apunta al declive.

La compra de la marca por Anne Jakrajutatip en 2022 abrió una etapa de inclusión y diversificación comercial, con productos que iban desde agua alcalina hasta bolsos con el logotipo del certamen. Pero los esfuerzos no lograron estabilizar del todo la empresa. En 2024, vendió la mitad a Legacy Holding, del empresario mexicano Raúl Rocha Cantú.
Ahora, con Nawat como anfitrión y propietario de la franquicia tailandesa por 25 años, las diferencias de visión chocan frontalmente.
Nawat apuesta por ‘digitalizar’ Miss Universo y llevarlo a TikTok
En Tailandia, su apuesta por el comercio social parece dar frutos: TikTok Shop ya supera porcentajes de ventas globales y un solo video puede impulsar productos a bajo costo. Su otro certamen, Miss Grand International, ya obtiene casi la mitad de sus ingresos de la venta de productos, no de las coronaciones.
Mientras tanto, en América Latina el modelo sigue anclado en la televisión tradicional. El programa “Miss Universe Latina, el reality” atiende esa demanda: drama, competencia, caídas en vivo, y ratings competitivos en horario estelar.
Ambos modelos funcionan regionalmente, pero ninguno consolida una recuperación global para la marca.
Aun así, el certamen no desaparece. Se transforma. Y como señala Thitipong Duangkong, académico tailandés experto en concursos: “Miss Universo siempre está cambiando… refleja el mundo en el que vivimos”.
Con información de Bloomberg







