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‘Platonoff, reportando mi salida’: La historia real del trabajador del Metro que murió y lo creen fantasma

A inicios de los 90s, un accidente fatal cobró la vida del inspector Platonoff en la Línea 3 del Metro de CDMX. La tragedia dio origen a una leyenda que aún se escucha en los andenes.

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Conductores y trabajadores del Metro aseguran haber visto al fantasma de Platonoff en las vías. (Fotoarte El Financiero | Crédito: Cuartoscuro)

Desde la Mujer Sonriente de la Línea 1 hasta el vampiro de Barranca de Muerto. Las leyendas urbanas del Metro de la Ciudad de México abundan. Las hay de todo tipo: fantasmas que vagan por los andenes, criaturas aterradoras y estaciones secretas. Pero, ¿sabías que al menos una de estas historias está basada en un caso real?

En los pasillos y lúgubres túneles del Metro chilango todavía puedes escuchar una de las leyendas más perturbadoras de este transporte, y que seguro te harán pensar dos veces si piensas viajar en el último de sus trenes: La del supuesto espectro de un trabajador que ronda las vías de la Línea 3 durante la noche.

Todo ocurre en las profundidades del Sistema de Transporte Colectivo, donde se dice que aún trabaja un inspector que nunca fichó su salida. Platonoff era su apellido, y según cuentan algunos trabajadores, durante años el fantasma de este hombre de origen ruso aterrorizó a otros colegas.

El relato es tan escalofriante como trágico, pues se trata del caso real de un antiguo empleado del Metro que, por allá de la década de los 90, falleció de una manera terrible y desafortunada, convirtiendo su muerte en una de las más inquietantes del famoso ‘gusano naranja’. Esta es su historia.

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La trágica muerte de Platonoff dio origen a una de las leyendas urbanas más escalofriantes del Metro CDMX. (Graciela López Herrera)

La leyenda de Platonoff, el fantasma de la L3 del Metro

Era un día de 1991, cuando al inspector Platonoff le asignaron trasladarse al Metro Potrero para atender la falla de un convoy de la Línea Verde del Metro. La orden era clara: debía esperar el tren y llevarlo a los talleres de reparación.

El protocolo marcaba que debía notificar su descenso a las vías en caso de ser necesario, pero esto nunca sucedió. Al poco tiempo, los trenes retomaron la marcha y se normalizó el servicio. ¿Y Platonoff? Simplemente desapareció.


Pasadas algunas horas, cuando la jornada ya había terminado, los compañeros de Platonoff se dieron cuenta que su turno ya había terminado y que este nunca marcó su salida. El Puesto de Control Central lo voceó varias veces, pero jamás obtuvo una respuesta.

Fue hasta que, durante una inspección de rutina, los trabajadores hicieron un macabro hallazgo: al revisar uno de los trenes se dieron cuenta que había una bota atorada en una de las ruedas, la cual todavía tenía dentro un pie humano...

Desde un principio se sospechó que se trataba de Platonoff, lo que se confirmó una vez que encontraron su credencial de empleado, pero el verdadero horror fue, que al intentar buscar el resto de su cuerpo, se dieron cuenta que solo quedaban restos esparcidos en la vía.

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La historia cuenta que Platanoff era un trabajador del Metro que se accidentó y murió en los túneles en los años 90. (Rogelio Morales Ponce)

‘Aquí, Platonoff, reportando mi salida’

A partir de este trágico hecho, empezaron a ocurrir eventos extraños en aquella línea.

A los pocos meses, varios conductores afirmaron ver a una persona caminar entre las vías, por lo que solicitaban el corte de corriente. Pero lo raro era que, al revisar el tramo, nunca encontraban a nadie... o al menos así fue hasta que un nuevo auxiliar entró a trabajar a la estación Potrero.

El empleado de reciente ingreso realizaba uno de sus recorridos de supervisión cuando un día se encontró con un hombre en las vías. De inmediato lo identificó como uno de sus compañeros al ver el uniforme que portaba y platicaron con normalidad hasta que el extraño le dijo su nombre:

Yo también soy inspector de línea, me apellido Platonoff”.

El nuevo auxiliar ya conocía la historia del trabajador arrollado, así que le pareció una broma de mal gusto y se despidió. Más tarde, al comentarle a su jefe de estación lo sucedido, este le contestó que no tenía por qué haber encontrado a nadie, pues no había ningún inspector en ese tramo.

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Platanoff solía aparecerse ante otros trabajadores del Metro e incluso charlaba con ellos para darles consejos. (Graciela López Herrera)

Al describir al hombre que había visto, y tras enseñarle fotografías de Platonoff, se dieron cuenta que la descripción coincidía perfectamente con las características del inspector fallecido.

Las apariciones de Platonoff continuaron, pero disminuyeron después de que los trabajadores regaron con agua bendita y depositaron flores. Pero nada parecía calmar al fantasma del inspector del Metro, hasta que un día un regulador recibió una llamada:

-Aquí, Platonoff, reportando mi salida.

Algunos reconocieron su voz y, entre el miedo y el nerviosismo, solo atinaron a contestar:

-Enterado Platonoff. Descansa.

Desde entonces, se dice que no se ha vuelto a aparecer en los túneles del Metro.

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Las apariciones eran frecuentes en la Línea 3 del Metro, donde Platonoff fue arrollado por un convoy. (Mario Jasso)

La historia real detrás de la leyenda de Platonoff

Con el paso del tiempo, la historia de Platonoff dejó de ser solo una anécdota entre empleados para convertirse en una auténtica leyenda del subterráneo capitalino, la cual, aparentemente, llegó hasta los familiares del trabajador fallecido.

En 2021, un usuario de Facebook de nombre Ricardo Castilla Platonoff, reveló que el inspector de la leyenda era su hermano y aclaró que su nombre era Víctor Castilla Platonoff. Sí con “o” y no “a” (Platanoff) como algunos otros sitios apuntan.

En un post del Museo Archivo de la Fotografía, el presunto familiar del Platonoff hizo algunas precisiones sobre la historia verdadera. Entre ellas que al inspector en realidad le pidieron hacer un cambio de vías para un servicio provisional, después de que una persona se arrojara en la estación Hidalgo.

Sin embargo, el regulador no avisó que había un hombre en vías. Fue así que entre Metro Potrero y La Raza, donde hay una curva, el convoy se lo llevó sin darse cuenta.

“Hasta que llegó el convoy a CU, al hacerle el servicio de rutina, vieron los restos de mi hermano, por lo que tuvieron que parar todo el sistema de esa línea para recoger lo demás y limpiar”, contó.

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De acuerdo con un presunto familiar del trabajador, su nombre completo era Víctor Castilla Platonoff. (Galo Cañas Rodríguez)

Hoy, entre el mito y los hechos, la figura de Platonoff se mantiene viva en la memoria de los trabajadores del Metro de la CDMX como un recordatorio de los peligros que se esconden dentro del sistema de transporte capitalino. Enterado Platonoff. Descansa.

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