Cerca de las playas de Guerrero se puede sentir la brisa caliente de la costa del Pacífico, pero en Acapulco, destino histórico que colocó a México en la meca del turismo mundial, reina la preocupación entre negocios, taxistas y puestos ambulantes.
En el trayecto de la Ciudad de México a Acapulco, dos casetas están tomadas por manifestantes que piden encontrar a los estudiantes desaparecidos de la escuela normal de Ayotzinapa.
Al cruzar la plaza de peaje, dos encapuchados se suben a los autobuses para pedir dinero a los pasajeros.
"Cuando los ves da miedo", dijo Alejandra, turista de la Ciudad de México que viajó con sus hijos en un autobús de Estrella de Oro, parte del grupo ADO.
Una vez en el puerto, Ramiro, taxista que opera en las cercanías del Parque Ecológico Papagayo, describe la situación de los habitantes de Acapulco entre molestia y preocupación, pues los bloqueos a las casetas, entrada importante de turistas, limita el ingreso de viajeros.
"Las marchas que se presentaron en el puerto son pacíficas, la verdad no se tiene un gran daño porque se pida justicia, sólo que algunos limitan con los bloqueos que otros trabajemos y llevemos un pan a la casa", comentó.
Arturo, vendedor de trajes de baño cerca de Caleta, en el Acapulco tradicional, donde llegan los cruceros del extranjero, reconoció que esta temporada no se han parado turistas foráneos en la zona.
"Se supone que estas fechas es temporada de muchos cruceros, pero con los llamados en Estados Unidos, ya no llegan a pararse por acá, sólo encontramos gente del país", señaló.