Los desarrolladores mexicanos coincidieron en que el camino para arrancar un estudio de videojuegos independiente es riesgoso, pues los ingresos deben repartirse entre fabricantes de consolas, plataformas, publicistas y creadores de contenido.
"Las ganancias se reparten entre muchas manos y por eso muchos de los que nos dedicamos a esto lo hacemos por hobbie", dijo Rolando Cedillo, uno de los primeros trabajadores de Nintendo en México.
Benjamín Morales, CEO de Kokonut Studio, comentó que es un negocio que requiere de crear muchas conexiones personales para triunfar.