El impacto de las políticas arancelarias impulsadas por Donald Trump desencadenaron una reconfiguración del mercado de dispositivos médicos, y México aparece como actor clave de esta transformación.
Durante los últimos cinco años, el peso de las exportaciones mexicanas de dispositivos médicos dirigidas a Estados Unidos cayó de 94 a 64 por ciento. Sin embargo, esta evolución no se explica por una caída en la demanda de estos productos, sino por un repliegue estratégico de las empresas que fabrican en México y que exportan a otros mercados para evitar los gravámenes de EU.
“Se está reconfigurando el mercado mexicano de dispositivos médicos, pero no porque se haya caído la demanda, sino porque se está restableciendo la dinámica en la cual las empresas que están fabricando en México empiezan a exportar de forma directa sus productos a otros países para evitar pagar aranceles”, explicó Carlos Salazar Gaytán, presidente de la Asociación Nacional de Proveedores de la Salud (ANAPS).
Las decisiones del gobierno estadounidense de imponer aranceles o amenazar con ello —como los gravámenes del 25 por ciento sobre importaciones mexicanas o la revisión bajo la sección 232 de productos de dispositivos médicos— generaron que muchas compañías adelantaran ajustes en sus cadenas de suministro.
En México, la industria de dispositivos médicos suma unas 230 plantas, alrededor de 140 de capital extranjero, con Baja California concentrando más del 60 por ciento, y replanteando su estrategia comercial hacia Estados Unidos.
“La presencia empresarial en territorio mexicano se ha fortalecido en el contexto del nearshoring, dado que los costos aquí pueden ser hasta un 35 por ciento inferiores en comparación con Estados Unidos y alrededor de un 9 por ciento más bajos que en China”, añadió el presidente de la ANAPS.
Esta precisión de la competitividad local se conjuga con la necesidad de diversificar destinos de exportación. Así, los envíos hacia Europa —que hoy aún representan un porcentaje menor— podrían alcanzar entre 17 y 18 por ciento en los próximos años, en tanto otros mercados como Brasil se posicionan como alternativas para la industria médica mexicana.
“El efecto estructural de los aranceles estadounidenses ha sido doble. Por un lado, creó una presión para reducir la exposición del sector mexicano hacia el mercado norteamericano; por otro, funcionó como catalizador de oportunidades para el desarrollo de una cadena de valor más integral y orientada hacia la exportación global”, explicó José Luis García Rodríguez, presidente de la Asociación Mexicana para la Distribución Institucional de la Salud (Amedis).
No obstante, esta transición no está exenta de riesgos. La revisión de la industria bajo la citada sección 232 por parte de EU evidencia que los incentivos actuales todavía pueden verse entorpecidos por nuevas tasas y barreras al comercio, lo cual exige que México fortalezca su proveeduría de materias primas, componentes plásticos y electrónicos exentos de gravámenes.
La necesidad de una oferta competitiva también pasa por incorporar tecnología de punta, aumentar la certificación internacional y asegurar el cumplimiento regulatorio en cadenas de suministro.

ANAPS ve señales de madurez en la industria de dispositivos médicos
Para el presidente de la Asociación Nacional de Proveedores de la Salud, lo que está ocurriendo en el mercado mexicano de dispositivos médicos es una señal de madurez: la industria empieza a asumir que depender de EU ya no es suficiente. El cambio de paradigma implica apostar por una mayor diversificación, innovación y resiliencia frente a cambios ofensivos de política comercial.
“El giro sectorial podría reflejarse en un mayor flujo de inversión extranjera directa, migración de tecnología, fortalecimiento de clusters regionales y una mejor posición para competir globalmente en segmentos de alto valor agregado”, detalló Carlos Salazar Gaytán.
Sin embargo, persisten interrogantes sobre la velocidad y profundidad de ese cambio. Las empresas deben enfrentar la necesidad de ampliar mercados y también de elevar estándares productivos, mejorar infraestructura y afrontar los retos logísticos que conlleva servir geografías más variadas y reguladas.
La industria mexicana de dispositivos médicos podría convertirse en un caso emblemático de adaptación frente a las disrupciones de política comercial de Trump, pero su éxito dependerá de que capitalice esa ventana de oportunidad hacia una nueva fase exportadora.
“El mercado de dispositivos médicos en México vive una reconfiguración que, si bien impulsada por la imposición de aranceles estadounidenses, abre una ruta hacia una mayor internacionalización y valor agregado”, concluyó Carlos Salazar, quien afirmó que este entorno podría redefinir no solo su dinámica exportadora, sino también su papel competitivo en la economía del país.







