Producto del crecimiento del trabajo remoto, los nómadas digitales continúan alimentando la demanda inmobiliaria residencial, turística y tecnológica de México.
Esta inercia acelerada durante la pandemia, hizo que Ciudad de México, Guadalajara y destinos como Oaxaca, Puerto Escondido, Playa del Carmen o Tulum se posicionaran en las preferencias de colaboradores remotos provenientes de Estados Unidos y Canadá.
Estadísticas de la startup mexicana Smart Flat, que aloja en su plataforma preferencias de arrendamiento a partir de la incorporación de algoritmos, destaca el liderazgo de México en la elección de este segmento de usuarios.
“México ofrece una combinación única: costos accesibles, conectividad de alto nivel, calidad de vida y una cultura que encanta a muchos. Esa mezcla lo hace atractivo para la nueva generación de profesionales globales”, dice Helena Verron, CEO de The Smart Flat y especialista en tecnología aplicada al sector inmobiliario.
Dado que lo que antes era una excepción, se ha transformado en un estilo de vida para miles de personas que valoran la libertad y la flexibilidad.
De esta manera, CDMX es elegida entre los nómadas digitales por su conectividad y oferta cultural; Guadalajara, por su ecosistema tecnológico; Mérida, por su seguridad y calidad de vida; y destinos como Oaxaca, Puerto Escondido, Playa del Carmen o Tulum, que combinan una atmósfera relajada con infraestructura moderna y comunidades internacionales consolidadas.
Verrón detalla que México ha sabido aprovechar su diversidad y su creciente infraestructura digital para posicionarse como un punto estratégico en el mapa del trabajo remoto.
Adicionalmente, en los indicadores globales México destaca, en primer lugar, por su costo de vida competitivo.
En Ciudad de México, por ejemplo, el alquiler promedio de un departamento de una habitación ronda los 17 mil pesos mensuales, cifra considerablemente menor a la de capitales como Los Ángeles, Toronto o Madrid.
Consideró que estos mercados han logrado abastecer la demanda gracias al crecimiento de la infraestructura tecnológica en expansión, hecho que hace posible trabajar desde ciudades medianas con buena conexión a internet y espacios de coworking, como Guadalajara, Mérida o Tulum.
De la misma manera, la diversidad geográfica y cultural del país es un factor de competitividad, ya que desde las playas del Caribe hasta las montañas de Chiapas, se generan entornos que atraen a quienes buscan equilibrio entre productividad y bienestar.
“Para muchos nómadas digitales, vivir en México no solo es una decisión práctica, sino una experiencia de enriquecimiento personal y cultural”, resalta.
Asimismo indica que “cada ciudad mexicana ofrece una experiencia distinta para los nómadas digitales: algunas atraen por su ecosistema tecnológico, otras por su identidad cultural o su entorno natural. Lo importante es que todas están integrando la digitalización a su oferta inmobiliaria”.
El auge de este estilo de vida ha generado un dinamismo en el mercado inmobiliario de las rentas temporales de largo plazo, mientras que las propiedades equipadas con conectividad premium se han convertido en el estándar de quienes buscan movilidad sin perder comodidad.
Otros beneficios que amplifican el impacto en ciudades intermedias es el impulso económico, la inversión extranjera y la promoción del país como destino para vivir y trabajar.
No obstante, el mercado requiere atender desafíos como el aumento de precios de renta en zonas tradicionales y el riesgo de gentrificación en barrios populares.
“La clave está en el equilibrio: aprovechar la derrama económica que los nómadas digitales generan, pero con políticas públicas que protejan el acceso a vivienda para los locales. La tecnología puede ayudar a crear ese balance”, concluye la CEO de The Smart Flat.







