El nombre de Altagracia Gómez Sierra, la empresaria aliada de la presidenta Claudia Sheinbaum, vuelve a colocarse en el centro de la conversación.
Esta vez no por sus trabajo con otros empresarios, sino por un proyecto que promete revolucionar la movilidad en México: El camión eléctrico Taruk, el primero diseñado y ensamblado en el país.
Con la etiqueta de innovación nacional, el camión eléctrico Taruk podría convertirse en una carta fuerte para la narrativa de soberanía tecnológica y desarrollo regional que Sheinbaum impulsa desde el arranque de su administración.
¿Qué es Taruk y por qué está generando tanta expectativa?
Taruk significa “correcaminos” en lengua yaqui. Es un camión eléctrico de 9.5 metros de largo pensado para el transporte urbano, con capacidad para 60 pasajeros, de los cuales 30 viajan sentados.
Entre las características más atractivas del camión eléctrico Taruk destacan:
- Autonomía de 350 km con una sola carga.
- Tiempo de carga de 4 horas, mucho menor que en otros modelos internacionales.
- 70 por ciento de componentes mexicanos, con miras a alcanzar el 75 por ciento en el corto plazo.
- Ensamblaje final en Hidalgo y producción del tren motriz en Iztapalapa, CDMX.
Este diseño coloca al Taruk como un proyecto cien por ciento mexicano, con el potencial de insertarse en mercados internacionales y competir con los gigantes de la electromovilidad.

El interés de Los Ángeles: ¿un pedido histórico?
El alcance del Taruk ya cruzó fronteras. Durante su presentación en Puebla, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reveló que el camión eléctrico Taruk atrae miradas en EU y que han recibido pedidos de Los Ángeles para adquirir entre 10 mil y 20 mil unidades del camión eléctrico.
Un pedido de esa magnitud pondría a México en el mapa global de la electromovilidad y abriría la puerta a exportaciones millonarias.
Para los empresarios y aliados políticos de Sheinbaum, entre ellos Altagracia Gómez, esto significa más inversión, más empleos y mayor influencia en la política industrial.
¿Qué empresas e instituciones están detrás del proyecto Taruk?
El Taruk es fruto de una alianza estratégica entre el sector público y privado:
- MegaFlux, especializada en trenes motrices eléctricos.
- DINA Camiones, uno de las empresas de Altagracia Gómez.
- Conahcyt, que impulsó la investigación científica y tecnológica.
- Universidades como la UNAM y la UAM, que participaron en el diseño e innovación.
Este ecosistema colaborativo permitió que el proyecto no dependiera de tecnología importada, sino que potenciara el talento mexicano en ingeniería, manufactura y ciencia aplicada.

El despliegue de Taruk en México
El plan inicial contempla que las primeras 320 unidades del Taruk se integren al sistema de transporte público de Ensenada, Baja California.
Sin embargo, el proyecto no se queda ahí: la meta es llegar a 67 ciudades del país y sumar concesionarios privados al modelo de movilidad eléctrica.
En los próximos 18 meses, la producción de Taruk podría alcanzar hasta 6 mil unidades, consolidando una cadena de valor que beneficiaría a fabricantes de autopartes, proveedores de energía limpia y gobiernos locales.
Además, al ser un vehículo con alto contenido nacional, gran parte del gasto se queda en México, fortaleciendo el mercado interno y reduciendo la dependencia de importaciones.
¿Por qué Taruk es un punto político para Altagracia Gómez?
La empresaria Altagracia Gómez Sierra ha mostrado en distintos foros su apuesta por la electromovilidad y el desarrollo industrial nacional. Proyectos como Taruk no solo refuerzan su perfil como inversionista de peso en México, sino que también la alinean con la visión de Claudia Sheinbaum de construir un país con industria limpia, innovación tecnológica y soberanía productiva.

Si el camión eléctrico Taruk se consolida como un referente de transporte eléctrico, Altagracia Gómez tendría un argumento más para fortalecer su influencia dentro del círculo político y empresarial que acompaña a la presidenta.
En un país donde la movilidad sustentable es aún incipiente, Taruk representa la posibilidad de liderar una transición verde desde México hacia el mundo, y para Altagracia Gómez, significa sumar un punto más en su papel de aliada estratégica del poder.