En un contexto de incertidumbre y de elevada inflación como la que se vive en México, empresas recurren cada vez más a estrategias como la reducción de tamaño en sus productos, una disminución en calidad de las mercancías por el mismo precio, así como aumentos injustificados de costos, fenómenos conocidos como skimpflation, shrinkflation y greedflation.
El 38 por ciento de los mexicanos consideran “inaceptable” que las empresas reduzcan el tamaño de sus productos manteniendo los precios iguales, como forma de responder al alza de los costos, de acuerdo con el Monitor de Inflación Global elaborado por Ipsos, empresa de investigación de mercados y consultoría.
Además, el 37 por ciento de los mexicanos notó shrinkflation o que los tamaños de los productos se redujeron, pero el precio se mantuvo, mientras que a nivel mundial, la percepción fue del 46 por ciento.
Mientras que sólo el 18 por ciento de los consumidores mexicanos notaron los cambios en los ingredientes utilizados en alimentos y otros productos, manteniendo el precio constante. Dicho fenómeno se denomina skimpflation, y a nivel mundial la percepción fue de 22 por ciento.
“El poder de compra de los consumidores mexicanos ya no corresponde a los precios de los productos que están en los anaqueles de marca. Entonces, la primera reacción que han buscado las cadenas de producción es generar un portafolio más robusto que permita tener un mayor número de presentaciones ajustado a todos los tamaños de bolsillos que existen en el país”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Rivera, que representa a más de 214 mil negocios de abarrotes sostiene que el consumidor enfrenta una ruleta de precios constante en las grandes tiendas de autoservicio.
“El retiquetado de precios en los anaqueles se da en todos los grandes supermercados por la variedad más grande de productos. Ahí empieza la ruleta de los precios que es constante y permanente, como producto de que la narrativa instalada en el mercado es de que todo sube y eso les permite jugar con los precios”, señaló Rivera.
A esa práctica se le denomina, greedflation, que se refiere a cuando las empresas aprovechan la inflación para aumentar sus márgenes de beneficio de manera excesiva.
“El clima también mueve los precios. Si hace frío, te van a dar unos precios, si hace calor te van a dar otros precios. Entonces, hay muchas variables que las empresas saben ya cómo se comporta el consumidor y los van a estar moviendo diariamente y a veces hasta en el mismo día”, dijo el experto en marketing y profesor de la EGADE, Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, César Enríquez-Morán.

¿Qué productos sufren más cambios en cantidad o calidad?
De acuerdo con los expertos, los productos donde las compañías realizan mayores prácticas de shrinkflation son los snacks salados como las papas, botanas, cacahuates, empacados en bolsas con más contenido de aire que de producto. Le siguen los chocolates y dulces; los panes y productos horneados; los quesos y productos como la crema; los snacks congelados como los helados; las comidas preparadas; la carne fresca o congelada, los vegetales; el café y el yogurt principalmente.
La skimpflation se observa más allá de las tiendas de autoservicio y departamentales, por ejemplo, en las Aerolíneas cuando reducen el espacio entre asientos, eliminan comidas gratuitas y cobran por equipaje de mano, pero el precio del boleto no baja. Mientras que, en los restaurantes se sirven porciones más pequeñas, sustituyen ingredientes por versiones más baratas o eliminan acompañamientos sin cambiar el precio.
En el caso de los hoteles cuando incluso suben las tarifas, estos eliminan servicios como limpieza diaria o el desayuno incluido.
Enríquez-Morán consideró que las empresas que recurren a estas prácticas enfrentan presiones económicas como el aumento en el precio de los insumos, cargas impositivas, gastos en seguridad, adaptarse a nuevas legislaciones, y lo que buscan de última instancia es mantener a sus consumidores.
Sin embargo, matizó el presidente fundador de la American Marketing Association para el capítulo Ciudad de México, esas estrategias funcionan solo a corto plazo porque implican riesgos, a veces irreversibles como la pérdida de lealtad y confianza.