El colectivo ciudadano ‘Isla Cozumel’ está promoviendo una serie de recursos contra la instalación del cuarto muelle para el atraco de cruceros en la isla, que es el destino que recibe más cruceristas en todo el mundo.
Para el colectivo, un cuarto muelle no solo convertiría a Cozumel en un estacionamiento de cruceros más grande, sino que dañaría al ecosistema de coral, único en su tipo en el mundo.
En entrevista para El Financiero, Rodrigo Huesca, vocero del colectivo, indicó que por ahora se ha tramitado un amparo contra la construcción del muelle, el cual cuenta con una sentencia provisional a favor de los ciudadanos de la isla.
El viernes pasado se realizó la audiencia incidental, en donde la empresa Muelles del Caribe S. A. de C.V. fue notificada formalmente de la negativa para comenzar a construir el nuevo muelle, el cual fue aprobado por el Gobierno federal pese a que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) advirtió que el proyecto es dañino para la salud de los arrecifes de coral.
“Se debería usar el principio precautorio con base en las decisiones en el contexto del síndrome blanco y la pandemia de la COVID-19, esta dirección regional opina que el proyecto NO es congruente”, señala el documento de la dirección regional Península de Yucatán y Caribe Mexicano de la CONANP.
Huesca señala que, además del amparo contra el muelle, el colectivo está impulsando la realización de una consulta ciudadana vinculante que permita emitir la decisión de los isleños a través del voto.
“Para la consulta popular se tienen que recabar 3 por ciento de las firmas del padrón del municipio y que, por lo menos el 35 de los ciudadanos voten contra el muelle para que la decisión sea vinculante”, explicó en entrevista.
El vocero del colectivo explica que la oposición de los habitantes de Cozumel se debe a que los beneficios de la industria de cruceros no se han reflejado a lo largo de los años e, incluso, ha causado afectaciones ambientales y problemas de servicios públicos.
“La isla tiene alrededor de 100 mil habitantes y recibe 4 millones de cruceristas al año. Esto ha ocasionado un impacto en el drenaje, en agua, en sistemas ecosistémicos, esto hace que haya gastos que no se pueden cubrir por el municipio y los ingresos de los cruceros no se equiparan a los de un turista que sí pernocta en Cozumel”, indicó el vocero.
Huesca puntualizó que la derrama de los cruceros se quedan en el propio barco, porque este ofrece tours y otros servicios en la isla, además de en las joyerías de grandes marcas ubicadas en Cozumel, las cuales no dejan una huella económica más allá del empleo a los isleños.
