Según las primeras investigaciones de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJ Edomex), el sacerdote Ernesto Baltazar Hernández, hallado sin vida en un canal de aguas negras en Nextlalpan, habría sido víctima de un grupo dedicado presuntamente a drogar y robar a sus víctimas, conocidos como “goteras”.
De acuerdo con los avances del caso, las autoridades señalan que el párroco solía asistir a fiestas en compañía de mujeres y consumir bebidas alcohólicas.
Esta línea de investigación surgió tras la detención de Fátima ‘N’, una de las implicadas, quien declaró que durante un año mantuvo encuentros con el sacerdote y que el día del delito estuvo con él en un hotel de Tultitlán.
La intención era robarle sus pertenencias, pero la dosis se excedió y Fátima N aseguró que su intención era robarle y que, presuntamente, le administró gotas de clonazepam para someterlo.
Así fue el ‘engaño’ al sacerdote Ernesto Baltazar
Su testimonio detalla que el 29 de octubre se reunió con el párroco en el Hotel Bikos, sobre la avenida José López Portillo, donde ambos ingerían bebidas alcohólicas.
Posteriormente, lo llevó a un departamento en la Unidad Habitacional Morelos, tercera Sección, supuestamente con el objetivo de despojarlo de sus pertenencias.
En dicho inmueble ya se encontraba Brandon Jonathan ‘N’. Según la declaración de la mujer, los tres convivieron por más de una hora mientras seguían bebiendo, momento en el que, presuntamente, le administró las gotas al sacerdote Ernesto Baltazar.
No obstante, según las autoridades, el plan de robo escaló cuando Ernesto Baltazar se quedó dormido y posteriormente despertó.
¿Qué sabemos de la muerte del sacerdote Ernesto Baltazar?
Las primeras investigaciones revelan que Brandon Jonathan habría reaccionado violentamente, agrediendo al sacerdote con un bate metálico, un martillo y un machete sin filo, provocando lesiones mortales.
En ese momento, también intervino María ‘N’, pareja de Brandon, quien presuntamente ayudó en la limpieza de la escena y ocultamiento del cuerpo.
De acuerdo con la FGJEM, los tres detenidos habrían actuado de manera “dolosa, conjunta y planificada”.
El cuerpo del sacerdote fue amarrado a un sillón, envuelto en cobijas y bolsas negras, y posteriormente trasladado hasta un canal de aguas negras en Nextlalpan, donde fue abandonado el 30 de octubre.
El hallazgo ocurrió el 11 de noviembre, en avanzado estado de descomposición.
Las autoridades también investigan el uso del vehículo del sacerdote, el cual fue captado por arcos carreteros rumbo a Hidalgo.
En su declaración, Fátima ‘N’ reconoció que tras abandonar el cuerpo, vendió la camioneta en 37 mil pesos en Actopan con la ayuda de un exconvicto.







