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La historia que conmovió a Franco Escamilla: ¿Quién es Eric Moussambani, el ‘peor nadador’ olímpico?

La hazaña de Eric Moussambani en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 fue tan grande que inspiró cambios en Guinea Ecuatorial y llegó a un show del comediante Franco Escamilla.

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Tras su participación en Sídney 2000, Eric Moussambani se convirtió en un símbolo de perseverancia. [Fotografía. Cuartoscuro, COI, Shutterstock]

Mientras atletas como Usain Bolt o Michael Phelps escribieron su nombre en la historia del deporte olímpico con medallas de oro y récords mundiales, otros lo lograron por atreverse a hacer algo único. Ese fue el caso de Eric Moussambani Malonga, un nadador de Guinea Ecuatorial que conmovió al mundo con su participación en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Apodado como ‘Eric la Anguila’, el nadador se convirtió en símbolo de perseverancia para millones de personas, al inspirar a jóvenes a soñar con ser atletas de alto rendimiento.

Su historia es tan grande que llegó a la comedia en México. Franco Escamilla la relato en uno de sus shows. Con humor y asombro, el comediante mexicano logró que una nueva audiencia descubriera la grandeza de Eric Moussambani.

¿Cómo fue el camino olímpico de Eric Moussambani?

La historia de Eric Moussambani comienza a finales de los noventa. El Comité Olímpico Internacional ofreció a cada país sin representación la posibilidad de enviar a un atleta mediante un sistema de invitación conocido como ‘wild card’.

Esas plazas abrieron la puerta a atletas que no alcanzaban las marcas requeridas para competir en los Juegos Olímpicos, con el propósito de impulsar la inclusión y la representación de países sin tradición o infraestructura deportiva.

A Guinea Ecuatorial se le ofreció una plaza para los 100 metros libres en natación. Sin embargo, el país no contaba con una federación ni piscinas adecuadas para entrenar.


Ante esa situación, el gobierno de Guinea Ecuatorial abrió una convocatoria para que todo aquel interesado acudiera a una prueba eliminatoria para definir al atleta que representaría al país en los Juegos Olímpicos de Sídney.

El único que acudió fue Eric Moussambani. Él no tenía experiencia profesional en natación, pero su entusiasmo por representar a su país y la oportunidad de viajar fueron suficientes para nombrarlo como representante.

Sin coach ni dónde entrenar y con conocimientos básicos de natación, Moussambani tuvo ocho meses de preparación antes de su debut en Sídney.

Durante ese tiempo, algunos hoteles le permitieron utilizar sus piscinas, que eran de 10 o 12 metros, pero con horarios muy estrictos. El joven atleta entrenaba entre 5 y 6 de la mañana en esos lugares o practicaba en el mar o en ríos cercanos.

Ya en Australia, Moussambani se sorprendió al ver una alberca olímpica por primera vez. El impacto fue tan grande que dudó si podría completar la prueba.

Además, el atleta de Guinea Ecuatorial solo llevaba un short de playa, por lo que corría el riesgo de ser descalificado; sin embargo, gracias a un entrenador sudafricano, Moussambani consiguió las gafas y el bañador reglamentario antes de lanzarse a la alberca.

“No tenía bañador ni nada, tenía el típico short de playa. Por problemas logísticos, el Comité Olímpico nuestro no trajo las prendas deportivas a tiempo”, explicó Moussambani.

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Eric Moussambani entrenó durante ocho meses en piscinas de hoteles que medían entre 10 y 12 metros; en ocasiones también acudía al mar o a ríos cercanos. [Fotografía. AFP]

¿Cómo fue la competencia de Eric Moussambani en Sídney 2000?

El 19 de septiembre de 2000, el nadador compitió en 100 metros libres de natación contra Karim Bare, de Níger, y Farkhod Oripov, de Tayikistán.

Ambos rivales fueron descalificados por una salida en falso, lo que dejó a Eric Moussambani solo en la alberca olímpica y bajo la mirada de todo un estadio, situación que intensificó su nerviosismo.

El disparo de salida sonó nuevamente y Eric se lanzó al agua. Sus brazadas carecían de técnica y contrastaban con la elegancia de otros nadadores olímpicos, lo que provocó risas entre el público.

Cada metro era un reto. A mitad del recorrido, Moussambani estaba exhausto. Parecía que abandonaría la prueba, pero su determinación lo sostuvo. Ante tal esfuerzo, el público pasó del desconcierto a los aplausos. Pronto, todo el estadio comenzó a animarlo hasta que estalló en una ovación cuando “Eric la Anguila’ tocó la meta.

La marca de Eric Moussambani fue de 1:52 segundos, más del doble del tiempo del campeón olímpico Pieter van den Hoogenband. Fue la peor marca en la historia de la prueba olímpica de natación 100 metros libres.

El nadador avanzó automáticamente al siguiente heat eliminatorio; sin embargo, el agotamiento físico y emocional lo obligaron a rechazar la oportunidad de competir de nuevo. Para él, haber representado a su país ya era una victoria.

¿Qué pasó con Eric Moussambani tras los Juegos Olímpicos de Sídney 2000?

A su llegada a Guinea Ecuatorial, lo esperaban funcionarios, periodistas y vecinos que lo recibieron como a un héroe nacional. Su historia despertó orgullo en una nación poco acostumbrada a figurar en el panorama olímpico.

El presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo —nominado en 2022, junto a López Obrador, como ‘tirano del año’, por la organización internacional Index on Censorship—, lo recibió en audiencia y le entregó la medalla del Orden de la Independencia de Guinea.

Poco después, Guinea Ecuatorial ordenó la construcción de las dos primeras albercas olímpicas, lo que marcó un punto de partida para el desarrollo formal de la natación en ese país africano.

Además, se impulsaron escuelas de natación y se organizaron torneos nacionales. Niños y adolescentes comenzaron a practicar un deporte que antes parecía ajeno.

A pesar de los reconocimientos y de la fama internacional, Eric Moussambani continuó con su entrenamiento y buscó participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde comenzó la leyenda de Michael Phelps; sin embargo, no lo logró por problemas con su visa.

En 2012, fue designado seleccionador nacional de natación y promovió la creación de un equipo de waterpolo en su país. Paralelamente, trabajó como ingeniero informático en una empresa de exportación de gas natural, un empleo que combinó con su labor como entrenador.

Franco Escamilla desafió a Eric Moussambani

Dos décadas después de su debut olímpico, la historia de Moussambani ganó notoriedad en México. El comediante Franco Escamilla, a quien ‘le chamaquearon’ dos millones de pesos, incluyó la anécdota del nadador en el especial Voyerista auditivo, transmitido en Netflix.

Con humor, el comediante describió al nadador africano como un ejemplo de valentía y dijo frente al público: “Quiero que este video llegue a Guinea Ecuatorial… Quiero conocer a Eric Moussambani y jugarle unas carreritas”.

Al poco tiempo de la publicación del show en la plataforma de streaming, Eric Moussambani aceptó el desafío y se mostró contento ante el tributo que le rindió Franco Escamilla.

“Me resultó muy interesante. Muchos mexicanos me escribieron por Instagram, Twitch y por todas partes. Sinceramente, si me invita yo estaría dispuesto a ir”, respondió el nadador olímpico.

Aunque el encuentro no se ha concretado, la mención sirvió para que una nueva generación descubriera su historia. En redes sociales, miles de usuarios revivieron el video de Sídney 2000 y comentaron la lección que dejó aquel joven nadador.

La hazaña de Eric Moussambani demostró que el espíritu olímpico no sólo se mide en medallas, sino también en esfuerzo y determinación. Su carrera deportiva, lejos de ser una anécdota, abrió un camino para el deporte en su país y dejó una lección universal: Atreverse a intentarlo, aún en desventaja, puede dejar una huella imborrable en la historia.

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