El narrador Christian Martinoli rompe en llanto y asegura que no sería nadie profesionalmente sin la oportunidad que le brindó el periodista deportivo José Ramón Fernández cuando era muy joven e iniciaba en los medios de comunicación.
“Fue el padre de muchos periodistas”, dice su expupilo David Faitelson para el documental ‘Protagonista: la vida de José Ramón Fernández’. “Temo decirle a sus hijos que somos muchos más”. Y recuerda que no le gustaba que sus subalternos tomaran tiempo para estar con su familia. En su caso, se perdió el parto de uno de sus hijos para que su jefe no pensara que era “huevón”.
Esta versión, la refrenda la familia de José Ramón Fernández. Su hijo José Ramón Fernández Jr. señala que su padre era ausente. “A mí me educó por la televisión”, explica. Y cuenta que por las noches “era un papá que llegaba enfurecido”, la mayoría de las veces.
“Yo quería que mi padre fuera mi padre, no el de otros”, dice su otro hijo, Juan Pablo Fernández, quien señala que generalmente se iba antes de que ellos despertaran y regresaba a casa cuando ya estaban dormidos. “Su vida fue el trabajo y en segundo lugar estaba su familia: sus hijos y esposa”.

Los efectos secundarios de su pasión por el trabajo las reconoce el propio José Ramón: “Era más ausente que presente”. Durante el propio documental, comparte que uno de sus hijos nació mientras narraba un partido y no lo conoció sino hasta días más tarde, pues no era fácil el viaje de regreso de Haití a México.
Christian Martinoli agradece a José Ramón Fernández: ‘Sin su oportunidad, no habría tenido nada yo’
Durante su entrevista para el documental sobre la vida y carrera, el narrador de futbol Christian Martinoli reconoce que José Ramón Fernández es “una figura paterna” para quienes formaron parte de su ‘escuela’ y admiran “sus formas, su estilo, su crítica”.
“Era nuestro papá... era el papá bravo duro, no nos apapachó”, recuerda. “Yo llegué de 22 años (...), crecimos viendo la imagen paternal de José Ramón”.
El narrador recuerda que convocaba juntas los lunes para regañarlos: “Él sabía cuándo tartamudeabas, cuándo titubeaste en una frase”, por lo que practicaba hasta el saludo a sus compañeros para no errar: “el lunes era de terror, era su catarsis con nosotros”.
“Era una especie como de síndrome de Estocolmo (...), era un tipo que te tenía aquí (aprisionado) pero, de igual forma, estabas enamorado de sus ideas y de él”, recuerda.

Sin embargo, el momento más personal de su testimonio llega cuando explica qué significó la figura de José Ramón Fernández y le agradece por la oportunidad que le dio hace décadas entre lágrimas.
“José Ramón es...”, dice Martinoli con un prolongado silencio, en el cual le comienzan a salir lágrimas. Cuando puede volver a hablar, expresa: “Eso es José Ramón, lo quiero al viejo. Sin su oportunidad, no habría tenido nada yo, no sería nadie. Perdón”, expresa mientras se quita las lágrimas del rostro.
Sobre su persona, habla: “Es imponente. Físicamente, cuando lo vez por primera vez, no te lo parece; pero tiene una personalidad tan fuerte que, en automático, te shockeaba. Era una estrella, siempre lo vi así”.