La ruleta rusa ha dispuesto que Chile juegue ante Brasil y México ante Holanda en los octavos de final de la Copa del Mundo. Partidos distintos, pero bien parecidos. Chilenos y mexicanos han demostrado atributos para echar del torneo a sus favoritos rivales. El futbol no siempre cumple con su palabra.
Ayer La Roja discutió en serio con la Naranja en un enfrentamiento resuelto en segundo curso. Por momentos el desafío fue un vaivén de ideas. Alexis Sánchez tuvo manera de decantarlo en favor de Chile. El equipo de Van Gaal lo resolvió con un par de manotazos. Brasil sufrirá ante la poderosa defensa andina. Más cuando sus delanteros brillan por su ausencia.
En el caso del equipo de Herrera, ha demostrado que con libertad puede ocasionar disturbios graves en el arco rival. El objeto y el espejo se parecen: sucede que chilenos y mexicanos no son irreverentes; son agones que complican las posturas de los llamados grandes.
