Border

Buques de guerra vs. migrantes: La batalla xenófoba de Donald Trump

Desde aviones espías y hasta buques de guerra son los artefactos que ha enviado la administración de Trump en la frontera con México para ‘frenar’ a los migrantes.

El gobierno de Donald Trump ha movilizado un arsenal completo con la finalidad de contener la migración irregular. (EFE)

Colorado Springs, CO- Desde la nueva asunción del cargo del presidente Trump en enero de este año, su administración ha intensificado una de sus prioridades más controversiales: el control migratorio. En una acción sin precedentes, la Casa Blanca despliega un gran número de personal y equipos militares hacia la frontera con México utilizando recursos del Pentágono que, hasta hace poco, estaban destinados a zonas de combate en conflictos internacionales.

Desde buques de guerra hasta aviones espía, el gobierno del presidente Donald Trump ha movilizado un arsenal completo con la finalidad de contener la migración irregular, esta movilización ha costado hasta ahora unos 376 millones de dólares, según cifras del Departamento de Defensa, lo que equivale a 5.3 millones de dólares diarios invertidos en reforzar la frontera con personal militar, vehículos blindados, buques de guerra, aviones de vigilancia y otros equipos de tecnología avanzada.

Tropas vigilan desde territorio fronterizo

De acuerdo al Business Insider y otras fuentes, actualmente, unos 10 mil soldados estadounidenses —6 mil 700 en servicio activo y 2 mil 500 miembros de la Guardia Nacional— están desplegados a lo largo de la frontera, desde Yuma, Arizona, hasta El Paso, Texas. Si bien los militares no están autorizados para detener migrantes directamente, su rol es crucial en labores de vigilancia, monitoreo y disuasión.

El general Gregory Guillot, comandante del Comando Norte de EE.UU., confirmó que los soldados portan armas de fuego y están posicionados cerca de los pasos fronterizos más críticos. Además, se está solicitando autorización para neutralizar drones utilizados por cárteles del narcotráfico para espiar actividades sensibles fronterizas.


Buques de guerra patrullan las costas y aviones militares son utilizados para deportaciones

Dos destructores el USS Gravely y el USS Spruance, han sido desplegados para patrullar las aguas frente a Texas y California. Estas embarcaciones, que recientemente participaron en operaciones en el Mar Rojo, ahora cumplen funciones de seguridad marítima para prevenir el tráfico de armas, drogas y personas desde aguas internacionales, de acuerdo al sitio oficial de la armada www.navy.mil.

El Almirante Daryl Caudle, del Comando Norte de las Fuerzas Navales dijo que “en colaboración con nuestros socios interinstitucionales, El Gravely fortalece nuestra presencia marítima y el compromiso de la Armada con la seguridad nacional y la protección de nuestra integridad territorial con profesionalismo y determinación”.

Aeronaves militares se utilizan para deportaciones de migrantes irregulares a México, Cuba, El Salvador y hasta la India. Aunque las deportaciones suelen hacerse en vuelos comerciales, la administración Trump ha destinado aviones de carga militares como el C-17 Globemaster y el C-130 Hercules para deportar migrantes a países como Guatemala, Ecuador, Honduras, Panamá, Cuba e incluso India.

El costo operativo de estos vuelos es elevado: 28 mil dólares por viaje en un C-17, comparado con los 8,500 dólares de un vuelo comercial. Tras presiones de legisladores demócratas, los vuelos militares fueron suspendidos en marzo, aunque el Pentágono está listo para reanudarlos si se ordena.


Vigilancia desde el cielo

El control fronterizo no solo ocurre en tierra o mar. Aviones espía como el U-2 “Dragon Lady”, el RC-135 Rivet Joint, y los drones MQ-9 Reaper realizan misiones de vigilancia continua desde el aire. También se utilizan aviones de patrulla marítima como el P-8 Poseidón.

El Pentágono incluso ha redirigido satélites de reconocimiento para monitorear actividades sospechosas en la región, según informó Reuters.

La imagen de patrullas fronterizas ha cambiado. Ya no son solo camionetas blancas y verdes: más de 100 vehículos blindados tipo Stryker están ahora en servicio a lo largo de la frontera. Estos vehículos, normalmente empleados en zonas de guerra, están equipados con ametralladoras, tecnología de detección avanzada y capacidad para transportar hasta 11 soldados.

“La presencia de estos vehículos envía un mensaje claro a las organizaciones criminales: no toleraremos incursiones ilegales ni actividades ilícitas”, afirmó Claudio Herrera-Baeza, vocero de la Patrulla Fronteriza. También se han desplegado helicópteros Black Hawk y Chinook para operaciones aéreas y transporte rápido de tropas.

¿Qué sigue?

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha sido tajante: “Se proporcionará todo lo que se necesite en la frontera”. La militarización podría ampliarse aún más, dependiendo de la evolución del flujo migratorio y de las órdenes presidenciales.

Aunque la administración Trump argumenta que los cruces irregulares han descendido a niveles históricos, defensores de los derechos humanos y legisladores opositores advierten sobre el riesgo de “normalizar” la presencia militar en funciones civiles y el alto costo económico y social de estas medidas.

La frontera sur de Estados Unidos se ha convertido, de hecho, en una frontera militarizada, marcando un antes y un después en la manera en que el país enfrenta el fenómeno migratorio y sus relaciones con México.

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