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Complot revela el lado oscuro de la impresión de dinero

Los escándalos en torno a las monedas han estallado desde que los lidios empezaron a acuñar moneda hacia 650 AC. Actualmente las agencias producen 165 mil toneladas de divisas al año, y los billetes incluyen hologramas, tintas especiales e impresión en relieve para dificultar su falsificación.

Aquel día de diciembre de 2005, empleados del Banco Central de Austria, comenzaron a apilar unos 30 millones de billetes en tarimas de madera. Cargaron todo ese manat, la divisa de Azerbaiyán, en camiones de 38 toneladas. Escoltado por policías en autos BMW sin matrícula, el convoy avanzó entre las iglesias centenarias de Viena y los palacios de los Habsburgo, cruzó la frontera con Eslovaquia y llegó al aeropuerto de Bratislava. Allí, el dinero se cargó en un avión con destino a Bakú, la capital de Azerbaiyán, a orillas del Mar Caspio.

Parecía como cualquier otra transacción en el mercado monetario internacional, donde los billetes se compran y venden en medio de fuertes medidas de seguridad. Pero, los fiscales austriacos dicen que la venta fue parte de un arreglo corrupto entre funcionarios del Banco Central de Austria y sus homólogos de Azerbaiyán.

Por el hecho, nueve personas fueron llevadas a juicio a principios de este año, con cargos que incluyen el soborno y el lavado de dinero. Entre los acusados están los codirectores de la Oesterreichische Banknoten-und Sicherheitsdruck GmbH, o OeBS, la imprenta filial del Oesterreichische Nationalbank, el Banco Central de Austria.

Los fiscales explicaron que los empleados del Banco Central austriaco elevaban el precio de la moneda de manera que el excedente pudiera utilizarse para sobornos. En la trama se pagaron un total de 14 millones de euros  a través de cuentas en el extranjero a funcionarios del Banco Central azerbaiyano, y después al Banco Central sirio para ganar contratos de impresión del papel moneda, afirman los fiscales.

El 3 de octubre, siete de los acusados fueron declarados culpables en el tribunal penal de Viena. Dos de los acusados, incluido el expresidente de OeBS y exgobernador adjunto del banco, Wolfgang Duchatczek, fueron absueltos. En el momento de la sentencia, los otros codirectores de la empresa de impresión, Michael Wolf y Johannes Miller, ya se habían declarado culpables.

UNA INDUSTRIA LLENA DE SECRETOS

El caso austriaco ofrece una mirada poco común al interior de una industria rodeada de secreto y mística. Los escándalos en torno a las monedas han estallado periódicamente desde que los lidios empezaron a acuñar moneda hacia 650 AC. En el año 1278, un inglés llamado Philip de Cambio fue condenado por agregar más cobre a la cantidad legal permitida en las monedas de una libra, fue ahorcado y desmembrado.

En la década de 1920, un estafador portugués, Artur Virgilio Alves Reis, se hizo pasar por un enviado del Banco de Portugal ante una empresa británica de impresión de moneda, que le entregó varios millones de escudos portugueses antes de descubrirse el fraude, según recoge el libro "Moneymakers: The Secret World of Banknote Printing," del periodista alemán Klaus W. Bender.

TONELADAS DE DINERO

Hoy en día, el negocio de la impresión de billetes bancarios es una industria altamente técnica. Las agencias gubernamentales y sus contratistas privados producen 165 mil toneladas de divisas al año, y los billetes incluyen hologramas, tintas especiales e impresión en relieve para dificultar su falsificación.

Este especializado trabajo supera la capacidad de muchos países, por lo que alrededor de la mitad de los billetes del mundo son producidos por empresas privadas.

Tres dominan el mercado de la impresión, representando el 60 por ciento de las ventas: la inglesa De La Rue Plc ; la alemana Giesecke & Devrient GmbH; y la francesa Arjowiggins SAS, según un informe de 2011 de la firma de consultoría Impacts.Ca. La industria, en ese año, estaba valorada en mil 300 millones de dólares.

IMPRENTA MUNDIAL

Aunque OeBS es una imprenta menor, produce hasta 600 millones de billetes al año para Austria y sus vecinos de la zona euro. También ha impreso dinero para bancos centrales de África.

OeBS atravesaba un mal momento cuando la junta del Banco Central austríaco nombró presidente a Duchatczek en 2003, revelan los documentos que la fiscalía presentó en el juicio. 

Duchatczek designó a Wolf y a Miller para que corrigieran la situación. Wolf era contador y empleado de toda la vida del Banco Central, mientras que Miller había trabajado para una empresa de consultoría y se especializaba en la eficiencia productiva.

A finales de 2004, según la acusación, el Banco Central de la República de Azerbaiyán decidió rediseñar y sustituir la moneda de la nación. Raluca Tanasescu, vendedora de OeBS, voló a Baku para tratar de ganar el contrato.

Los funcionarios del Banco azerbaiyano le pidieron a OeBS que inflara la cotización, que agregara un 20 por ciento al precio propuesto por los austriacos y, una vez que fuera pagado, entregaran la diferencia a los azerbaiyanos como "comisión". Tanasescu, de 55 años, testificó que, tras obtener la aprobación de sus superiores, ella aceptó el arreglo. 

DINERO DEL PUEBLO

"Es el pueblo azerbaiyano el que tuvo que pagar," dijo el fiscal Volkert Sackmann en febrero cuando inició el juicio.

Dos personajes de la trama fueron nombrados en la acusación por recibir sobornos pero nunca comparecieron en la corte. Elman Rustamov, el gobernador del Banco Central de Azerbaiyán, y Adib Mayaleh, el gobernador del Banco Central de Siria, nunca fueron acusados de crímenes en Austria.

Varios empleados del banco de Azerbaiyán tampoco respondieron a las solicitudes de comentarios de Bloomberg News.

Los fiscales austriacos alegan que OeBS pagó sobornos a Mayaleh y a otros funcionarios sirios mientras negociaban un contrato en 2007 para abastecer de moneda a ese país devastado por la guerra. Mayaleh negó las acusaciones cuando los austriacos las hicieron públicas en junio de 2013.

"No existe verdad alguna en todo esto," dijo Mayaleh a Bloomberg News. "No necesitamos imprimir en Austria. Tenemos contratos con Rusia".

La solicitud de moneda siria nunca se concretó por la escalada de violencia en el país, narraron los fiscales.

Wolf y Tanasescu se declararon culpables de soborno y lavado de dinero antes de que comenzara el juicio, y Miller hizo lo mismo dos semanas después. Tanasescu testificó que los azerbaiyanos le entregaron una lista de personas a las que debía pagar las mencionadas "comisiones", pero que no les nombraría en la corte, alegando que había sido amenazada y tenía miedo.

Miller, Wolf y Tanasescu libraron pisar la cárcel, cada uno recibió una sentencia suspendida de dos años.

Los camiones cargados con dinero todavía salen del edificio de OeBS en Viena y hacen sus recorridos a bóvedas de bancos centrales de la zona euro. Pero los billetes ya no viajan tan lejos como alguna vez lo hicieron, compartió una fuente con conocimientos de las operaciones de la imprenta. La empresa ya no busca contratos afuera de Europa.

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