En el universo de los SUV medianos premium, Audi Q5 ha sido un pilar desde hace más de tres lustros. La llegada de su tercera generación representa no solo una actualización estética, sino también una declaración de intenciones sobre hacia dónde apunta la marca en un mercado cada vez más competido. Como una muy profunda evolución de la generación pasada, y con apenas el 35% de partes provenientes de ella, El Q5 2026 se presenta en carrocerías SUV y Sportback (coupé), con una evolución clara en diseño, tecnologías de asistencia y electrificación ligera que lo mantienen al día frente a rivales que no han dejado de avanzar a pasos agigantados.

Visualmente, el Q5 muestra un lenguaje más limpio y atlético. La parrilla Singleframe se estiliza con bordes más definidos, los faros Matrix LED de nueva firma lumínica personalizable aportan un carácter inmediato y el diseño posterior integra calaveras dinámicas y hasta OLED que conectan con la tendencia de los modelos más recientes de la marca. No es un cambio que se sienta tan radical, pero sí lo suficiente para que parezca renovado sin perder la identidad que lo ha caracterizado. Frente a un BMW X3 o un Mercedes-Benz GLC, el Audi proyecta un equilibrio entre sobriedad y modernidad, quizá menos ostentoso, pero más racional en sus proporciones.
Por dentro lo que sorprende es la sensación de modernidad. El tablero apuesta por superficies horizontales y minimalistas, dominadas por una pantalla curva de 11.9 pulgadas orientada al conductor y un cuadro de instrumentos digital de 10.25 pulgadas. El ambiente transmite orden y tecnología, con materiales de buena calidad, ensambles sólidos y un nivel de acabados que cumplen con lo que se espera en el segmento, aunque con un enfoque más funcional que decorativo. Los asientos, bien diseñados, ofrecen confort y soporte lateral adecuado, y la habitabilidad trasera es suficiente para cuatro adultos sin estrechez, con una cajuela que conserva su practicidad habitual.

La conectividad es uno de los puntos más fuertes. El nuevo sistema operativo Audi MMI se siente rápido y lógico, con compatibilidad total con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos. Los controles físicos casi desaparecen, lo que obliga a convivir con menús táctiles, aunque la respuesta de la pantalla es inmediata y de alta resolución. Entre las opciones disponibles se encuentran servicios de navegación basados en la nube, actualizaciones inalámbricas y asistentes digitales con reconocimiento de voz más natural. No es un simple salto tecnológico, es la confirmación de que el Q5 busca mantenerse relevante en un entorno donde el software es tan importante como el hardware.

El corazón de esta nueva generación parte de la plataforma PPC (Premium Platform Combustion), una evolución que permite integrar motorizaciones híbridas ligeras de 48V y, pronto, también versiones híbridas conectables. Para México, la gama arranca con los Q5 40 y 45 TFSI, ambos con el motor 2.0 litros turbo de 272 hp, mucho más de los 205 hp de la versión de entrada en Europa. La caja S tronic de doble embrague mantiene su rapidez característica, enviando la fuerza a las cuatro ruedas mediante el sistema quattro, que ahora incorpora un control más predictivo y eficiente en la distribución del par. En la práctica, la entrega de potencia es inmediata, con un turbolag mínimo y recuperaciones ágiles que hacen que el manejo se sienta natural y contundente.
En carretera, el Q5 deja ver un equilibrio trabajado. La suspensión independiente con esquema multilink filtra de manera correcta las irregularidades, sin caer en excesiva firmeza, pero conservando un aplomo claro en curvas rápidas. La dirección, eléctrica y variable, transmite la sensación justa: ligera en ciudad y más firme en autopista. Aunque no es tan comunicativa como la de un BMW, sí resulta precisa y suficiente para inspirar confianza. El sistema de frenos, con discos ventilados en las cuatro ruedas, entrega una respuesta progresiva y consistente, con buena resistencia a la fatiga incluso tras trayectos prolongados en montaña.

Un punto destacable es la eficiencia. Gracias al sistema híbrido ligero de la versión deportiva, el SQ5 logra reducir ligeramente los consumos en trayectos urbanos, apagando el motor en detenciones prolongadas y apoyando con el generador eléctrico en arranques. No es un híbrido en forma, pero sí una ayuda ligera en el ahorro de combustible, aunque con 367 hp, será casi imposible ahorrar combustible en esta versión. Para un SUV de este tamaño y potencia, mantener cifras competitivas sin sacrificar desempeño es un mérito que lo distingue en la categoría.

La seguridad también escala un peldaño. Esta generación integra de serie sistemas como el Audi pre sense city, que frena automáticamente en caso de riesgo inminente, y el control de crucero adaptativo con función Stop&Go. Opcionalmente, se pueden añadir asistentes como el de mantenimiento de carril activo, visión nocturna y cámaras 360 grados, lo que lo coloca al nivel de sus principales rivales. Más allá de la lista de equipo, lo importante es cómo estos sistemas se integran de manera natural a la experiencia de conducción, con excelente nivel de ensambles, muy buenos acabados, y materiales simplemente excepcionales.
Al volante no hay exageraciones ni dramatismos en el manejo: lo que hay es un conjunto sólido, versátil y bien pensado. La sensación al volante es la de un vehículo premium accesible dentro de su universo, con una calidad de marcha que combina refinamiento, aislamiento y un toque de dinamismo. Para quien busque lujo ostentoso, quizá otras marcas tengan más brillo, pero para quien valore discreción, funcionalidad y consistencia, el Q5 sigue siendo una respuesta difícil de ignorar. Calidad de marcha, excepcional, dirección, ágil y precisa, y frenos que lo detienen rápidamente, cierran uno de los manejos más disfrutables que hayamos tenido en un Audi en años.

El nuevo Audi Q5 2026 llega con los argumentos necesarios para mantenerse como un referente. No pretende reinventar el segmento, pero sí reafirma su sitio con una propuesta evolucionada que equilibra diseño, tecnología, seguridad y manejo. Es el SUV que lleva más de quince años construyendo una reputación que hoy se fortalece con esta nueva generación. Con ello, Audi demuestra que sigue sabiendo leer a sus clientes para ofrecer un producto aspiracional, pero a la vez práctico dinámico y moderno, que responde al presente sin olvidarse de su historia.
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