Para quienes ven en un SUV una herramienta antes que un capricho, Subaru Forester 2026 sigue siendo una de las opciones más coherentes del mercado. Sin pretensiones ni adornos innecesarios, pero con una filosofía que pone la funcionalidad por delante del espectáculo. El diseño es apenas una evolución, con líneas más limpias, faros más afilados y una nueva parrilla más vertical, aunque en esencia conserva su perfil cuadrado y robusto, quizá algo que de cierta forma nos podría recordar a Ford. Es más una puesta al día que una reinvención, pero resulta suficiente para mantener su identidad.

Por dentro se nota un esfuerzo mayor. Aunque conserva su lenguaje sobrio y un poco desactualizado, sin siquiera un cuadro de instrumentos digital. Ahora hay más texturas, mejores ensambles y un ambiente general más refinado. El nuevo sistema de infoentretenimiento con pantalla vertical, inspirado en otros modelos de la marca, mejora notablemente la interfaz. Las gráficas son claras y la respuesta táctil es precisa. El sistema de audio Harman Kardon, disponible en esta versión, aporta una sorpresa grata por su nitidez y potencia. La posición de manejo es cómoda, alta, con ajustes eléctricos amplios y una visibilidad excelente, gracias al diseño de los pilares y al área acristalada.

Detrás, el espacio para piernas y cabeza es generoso, con asientos traseros cómodos, salidas de aire y puertos USB. La cajuela mantiene su forma amplia y baja, facilitando la carga. Aunque no presume lujos, sí hay una sensación clara de durabilidad. Los plásticos son duros en su mayoría, pero se nota el cuidado en los detalles. Todo parece hecho para durar más que para impresionar.

La mecánica sigue la receta Subaru, pero en este caso concreto, con la incorporación de un sistema híbrido: un motor bóxer de cuatro cilindros, en este caso de 2.5 litros. La potencia combinada es de 194 hp, entregados a las cuatro ruedas mediante la caja CVT. No hay sensaciones deportivas, pero sí una respuesta progresiva, predecible y refinada. La transición entre el motor eléctrico y el térmico es imperceptible, y en ciudad se agradece la suavidad con la que opera.
Fuera del asfalto es donde realmente destaca. Aunque no hay caja reductora ni bloqueo mecánico, el sistema Symmetrical AWD con funciones X-Mode optimizadas permite tracción y control sobresalientes. En zonas arenosas o con lodo, Forester avanza con una confianza que sorprende para un SUV todocamino. Los modos de manejo ajustan la entrega de par y el frenado para cada superficie, y el control de descenso funciona con precisión. Es un vehículo que invita a explorar sin complicaciones.

La dirección es suave, pero precisa. No comunica demasiado, pero permite llevar el ritmo adecuado sin esfuerzo. La suspensión tiene una puesta a punto muy orientada al confort, filtra bien imperfecciones y mantiene la carrocería controlada, ni en curvas rápidas hay notable inclinación lateral. Los frenos, por su parte, son progresivos y tienen buena mordida desde el primer toque. No presentan fatiga notable, incluso después de varias frenadas en bajada.

Sin ser un SUV que deslumbre en ninguna categoría, Forester sigue siendo una propuesta sensata, muy bien ejecutada y sorprendentemente capaz fuera de asfalto, además de ser ahora un vehículo ahorrador, referente a su segmento. La electrificación parcial le da más eficiencia sin alterar su comportamiento, y su sistema de tracción lo mantiene como uno de los más capaces del segmento en condiciones reales. No es el más llamativo, pero sí uno de los más honestos. Y en un mercado saturado de promesas exageradas, eso vale mucho.