La tercera generación del CLA llegará a México a finesa de año con una transformación radical: deja atrás los motores solo a combustión para presentarse como un sedán completamente eléctrico, aunque más adelante llegarán las versiones, Mild Hybrid. Bajo una silueta que recuerda a un cupé de cuatro puertas, el nuevo CLA redefine su papel dentro del portafolio de Mercedes-Benz como el modelo más vanguardista del catálogo. Desde su debut original como el primer coupé compacto de la marca, ahora evoluciona hacia un vehículo 100% eléctrico que integra lo último en diseño, software, conectividad y eficiencia.

Durante su presentación en Copenhague, pudimos manejar las versiones CLA 250+ y CLA 350 4MATIC, ambas impulsadas por trenes motrices eléctricos alimentados por una nueva batería de 85 kWh netos. El primero se enfoca en autonomía, con hasta 792 kilómetros según WLTP, mientras que el segundo, apuesta por el rendimiento con 260 kW (349 hp) y tracción integral. A pesar de las cifras, ambos ofrecen una experiencia refinada, suave y sin sobresaltos, con una entrega de potencia progresiva y un comportamiento que privilegia la eficiencia sin dejar de sentirse ágil.

Por dentro, hay una sensación clara de evolución. El diseño interior es minimalista, con tres elementos centrales: una pantalla curva “MBUX Superscreen” que domina el tablero, una consola flotante de dos niveles con detalles pulidos, y paneles de puertas forrados con materiales que parecen sacados de modelos de gama superior. Los acabados son impecables, los ensambles sólidos y los materiales, además de sustentables, se perciben agradables al tacto. No hay muchos botones físicos para funciones comunes, lo cual refuerza el enfoque digital sin sacrificar usabilidad.
La cabina también es notablemente silenciosa. El aislamiento acústico está a la altura de lo que se espera de un modelo de este rango. No hay ruidos de rodamiento ni viento a velocidades de autopista, y el trabajo de la suspensión evita cualquier vibración. Los asientos son firmes, con soporte correcto, y el espacio en la parte trasera es ahora más generoso gracias a la nueva arquitectura. A pesar de la caída del techo tipo fastback, no compromete la habitabilidad. El techo panorámico de cristal sin travesaños amplía la sensación de amplitud.

En términos de tecnología, el nuevo CLA estrena la cuarta generación de MBUX y el nuevo sistema operativo MB.OS, con una experiencia hiper personalizada, integrando asistentes virtuales impulsados por IA —con tecnología de ChatGPT y Google Gemini— capaces de entablar conversaciones naturales, resolver dudas y responder con precisión contextual. Incluso la navegación se nutre de Google Maps y de visualizaciones en 3D integradas a la pantalla del conductor, mejorando la percepción del entorno y la confianza al volante.
La plataforma sobre la que se desarrolla —aunque comparte principios con la MMA— es completamente nueva y se nota desde el primer momento. El auto transmite una solidez estructural sobresaliente. La suspensión tiene una puesta a punto firme pero muy bien filtrada. Incluso en caminos urbanos o irregulares, se mantiene aplomado sin incomodar. La dirección, eléctrica como en todos los modelos actuales, es precisa, rápida y con asistencia variable según el modo de manejo. Sorprende su capacidad de adaptación entre ciudad y carretera.

Ambas versiones manejadas hacen gala de una excelente recuperación de energía mediante frenado regenerativo, aunque no existe conducción tipo “one-pedal” como en otros eléctricos. Los frenos responden con buena mordida inicial y sin signos de fatiga tras varios ciclos. El CLA 350 4MATIC muestra una aceleración más enérgica y mayor capacidad de tracción en curvas, pero ambos mantienen una sensación de auto bien balanceado, sin inclinaciones excesivas de la carrocería, incluso al exigirlo en carretera.
El nuevo CLA, en su transición a eléctrico, no busca replicar a sus rivales alemanes. Más bien propone una ruta distinta: la de un sedán emocional, eficiente y tecnológicamente avanzado, con proporciones deportivas y un enfoque claramente premium. Lo interesante es que, a pesar de ser el modelo de entrada a la nueva familia eléctrica de Mercedes-Benz, no se siente como un producto básico. Al contrario, se percibe como una declaración clara de hacia dónde va la marca, tanto en diseño como en planteamiento tecnológico.
Más que un reemplazo, este CLA es el inicio de una nueva etapa para Mercedes-Benz. Una donde el software, la inteligencia artificial y la experiencia de uso serán tan importantes como el motor o la tracción. Y bajo ese estándar, el nuevo CLA cumple con creces, posicionándose como uno de los autos eléctricos más equilibrados, coherentes y propositivos que han debutado recientemente. No es el más radical, ni pretende serlo, pero quizá por eso se vuelve más relevante: porque hace que lo complejo se sienta fácil, y lo tecnológico, natural.
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