El éxito de Tijuana no sólo se limita a la cancha. La directiva tuvo el tino de explotar su cercanía con Estados Unidos y convertir a aficionados californianos en militantes de su tribuna.
Es el único equipo que cuenta con su página web en español e inglés. Incluye en la plantilla a cinco jugadores mexicoestadounidenses –Greg Garza, Michael Orozco, John Requejo, Alejandro Guido y Paul Arriola-, que incrementan la empatía con la grada a ambos lados de la frontera, según cuenta Miguel Herrera, el técnico que, después de su accidentado paso por la Selección Mexicana, tiene a los Xolos en la cima del Apertura 2016 y en pos de su segundo título de liga. El equipo, además, es patrocinado por Bud Light, una de las cervezas más consumidas en el país vecino del norte.
"La afición que nos viene a ver es poco común, muy apasionada. En muchos partidos detecté que había más gente que proviene de Estados Unidos que de México, porque hablaban en inglés. El equipo se arraigó muy bien en ellos, se identifica con la zona fronteriza entre los dos países, tanto es así que todas las localidades se vendieron antes de que comenzara el torneo", explica el míster.
La salida de Antonio Mohamed de Tijuana significó el final de la época más brillante del club. Dejó el único trofeo de Liga (Apertura 2012), mientras que en Sudamérica grabó el recuerdo de que estuvieron a un gol de eliminar en cuartos de final al Atlético Mineiro de la Copa Libertadores 2013, equipo que posteriormente se coronaría.
Herrera, el sexto entrenador después de la era Mohamed (una lista que conforman Jorge Almnirón, César Farías, Daniel Guzmán, Raúl Chabrand y Rubén Omar Romano), asumió la responsabilidad de la banca tijuanense con la percha de ganador en Primera División (al margen de sus desplantes agresivos contra la prensa mientras dirigía al cuadro nacional, al que tampoco pudo llevar al quinto partido en Brasil 2014) con el América. Tampoco pudo levantar a los Xolos en su primer torneo, pero de alguna manera contribuyó a que terminaran a seis puntos del Necaxa, entonces último lugar de la tabla porcentual. "Teníamos un plantel corto. Antes del arranque del certamen se cayeron contrataciones que teníamos casi amarradas, además de que se fueron jugadores contemplados de último momento", recuerda el estratega. En ese semestre no pudieron ganar ninguno de sus ocho partidos como locales.
"El equipo cambió mucho en este torneo. Por principio, la construcción del plantel. Traje jugadores con los que ya había trabajado, como Yasser Corona, con quien coincidí en la Selección mexicana. Otros como Federico Vilar, Juan Carlos Valenzuela o Juan Carlos Medina ya se encontraban en la plantilla y retomaron un rol de líderes. Fue importante que nos hiciéramos fuertes en casa, sólo perdimos un juego, pero también demostramos que podíamos dar pelea contra otros contendientes, como cuando derrotamos a Toluca de visitantes".
Tijuana marcha como el mejor equipo del vigente Apertura 2016. Una victoria en la última fecha del campeonato contra Veracruz -al que enfrentan hoy- le garantizaría el liderato general, jugar la vuelta de los partidos de liguilla en casa y tener la mejor fase regular de su historia en cuanto a puntos (36), desde que ascendió a la Primera División. "No sólo nos ayudaría para el presente, también haría que el equipo concluya en el décimo lugar de la tabla porcentual", agrega Herrera.
La tranquilidad del Piojo
La llegada de Miguel Herrera al banquillo de los Xolos se dio en noviembre del año pasado, cinco meses después de que fuera cesado del cargo de entrenador de la Selección mexicana. En enero de 2016, la prensa chilena manejó la posibilidad de que llegara como técnico al combinado sudamericano, pero al final los directivos eligieron a Juan Antonio Pizzi, quien dirigía al León. Herrera expresó un mes después –a cuatro jornadas de haber iniciado el Clausura 2016- que no dirigió a Chile porque una cláusula en su contrato con Tijuana se lo impidió.
A nueve meses de distancia, asegura que encontró tranquilidad en el cuadro fronterizo, por el buen paso del club y porque no hay una atmósfera de tensión como existe en otros equipos. "Con Xolos trabajo en paz. Jorge Alberto Hank –presidente del equipo- me dio el espacio para trabajar a mi ritmo. Tengo un año de contrato y no creo que me vayan a dar las gracias. No son los tiempos para que vaya a otro lado como América. No sé qué pase tiempo después, pero ahora estoy enfocado en levantar el título con Xolos", asegura el entrenador.