Perder el tiempo es un lujo que nadie puede darse y Luis Álvarez lo sabe, por eso lo aprovecha no sólo con su empresa, sino también en su vida deportiva, la cual lo ha llevado a superar en 106 ocasiones una competencia que integra tres pruebas en una: el Ironman, que consta de 3.8 kilómetros de nado, 180 sobre la bicicleta y un maratón (42.2 kilómetros), hazaña que lo ha convertido en la única persona que ha participado en todas las sedes oficiales del mundo de esta disciplina.
"Me levanto a las 4:30, contesto correos, veo los pendientes. Tengo corredora y bicicleta y me pongo a trabajar haciendo ejercicio. Entreno normalmente en la casa porque cuando lo hago todavía no abren los gimnasios, y cuando abren hago bicicleta, carrera, natación, pesas, alguna de las tres, depende de qué me toque. Termino mi entrenamiento, salgo en motocicleta, que es una de las cosas que me ha ayudado a ganar horas en mi día, llego a la oficina y a las 13:45 me como un sándwich en el escritorio, a las 14:00 me salgo disparado al gimnasio y otra vez me aviento unos 50 minutos de ejercicio", cuenta Álvarez, director general de SAG Mecasa, distribuidora de componentes de aluminio, sobre el transcurso de un día normal en el que no está de viaje, pues tiene reuniones alrededor del mundo.
Los 106 Ironman significan 23 mil 956 kilómetros totales recorridos, lo que supera el trayecto en línea recta, de ida y vuelta, entre la Ciudad de México y Moscú, que suma 21 mil 462.
Luis Álvarez ha recorrido más de la mitad de la circunferencia de la Tierra con todas sus participaciones. Semejante kilometraje es consecuencia de una experiencia que marcó el orgullo del atleta mexicano cuando tenía 16 años.
"Antes de empezar con el ejercicio era un estudiante mediocre que pesaba 94 kilos, que fumó desde los 11 años y que nunca hizo ejercicio en su vida. Hubo una prueba de cinco kilómetros de caminata para ver cómo estábamos los alumnos de esa clase y fui la única persona que no pudo completar ni la mitad", relata.
Ese examen físico fue un parteaguas en su vida, desde ese momento se esforzó para mejorar su condición física y consiguió integrarse a los Correcaminos de Monterrey, un grupo que vive el deporte por gusto. Las carreras de 10 kilómetros fueron el inicio, le siguieron los medios maratones, maratones, triatlones, hasta que conoció el Ironman, del cual no se separa desde 1991 y el cual le brindó la oportunidad de participar junto a su hijo cuando alcanzó el centenar de competencias. El gusto por los triatlones más exigentes del mundo y el deseo de seguir acumulándolos, lo han llevado a superar lesiones que detendrían a otras personas.
Antes de empezar con el ejercicio
era un estudiante mediocre que pesaba 94 kilos, que fumó desde
los 11 años
En abril de 2013, Luis Álvarez se fracturó un disco de la columna vertebral durante un viaje a Europa, sin embargo no se dejó operar. De regreso en México la cirugía fue necesaria, además le indicaron que no haría un Ironman en dos años, "pero yo les decía que tenía que hacer 10 en seis meses para poder cumplir con el 100. Me operaron y mi doctor me pidió dos meses de no hacer nada para recuperarme. Le di 60 días y en el 61 subí el Mont Blanc, y en el día 66 hice el Ironman de Frankfurt", relató el triatleta patrocinado por Timex.
El alpinismo es otra de sus pasiones. Asciende cada pico en el menor tiempo posible para poder estar de vuelta en sus actividades laborales rápidamente. Para completar el Grand Slam (subir las montañas más altas) sólo le hacen falta el Monte McKinley y el Everest, retos que busca incluir en su agenda.