En los 44 torneos de Grand Slam que se han disputado de 2006 a la fecha, solamente siete tenistas (Rafael Nadal, Novak Djokovic, Roger Federer, Andy Murray, Stanilslas Wawrinka, Juan Martín del Potro y Marin Cilic) han ganado por lo menos uno, pero 36 de ellos se los han repartido Nadal (13), Djokovic (12) y Federer (11). Estos jugadores se han vuelto dominantes del circuito de la ATP gracias a su buena condición física, algo de lo que carecían los de la década de los 80, de acuerdo a José Luis Clerc, extenista argentino, quien llegó a ser el número 4 del mundo en 1981.
"Los jugadores de hace 30 años no contaban con tanta potencia, era un tenis más aeróbico. Los de ahora sí son muy potentes y veloces. Las raquetas actuales ayudaron a que la pelota fuera más rápida y obligó a que el jugador fuera cambiando sus hábitos y se convirtieran en tipos más atléticos. La manera de entrenar también cambió. Recuerdo que hace 30 años podías correr 10 kilómetros para trabajar una parte aérobica y ahora los tenistas no pueden correr más de 6, ya que su entrenamiento se basa en lo anaeróbico, en ejercicios de fuerza. Hoy, trabajan mucho en el gimnasio, antes pensar en entrenar ahí era como hacer algo malo", explica el también analista de la cadena ESPN.
La evolución del físico de los tenistas actuales también ha venido acompañada de los avances tecnológicos que ha tenido la raqueta. Hace tres décadas, éstas tenían partes de madera que las hacían pesadas (805 gramos), a comparación de las que se utilizan actualmente, que están elaboradas con grafito (325 gramos).
"El grafito no sólo hace a la raqueta ligera y fácil de manejar, las cuerdas tienen un cuadriculado más angosto a comparación de las que se hacían en los 80 y esto facilita que los jugadores puedan darle efecto a la pelota. En 1980, sólo jugadores como Guillermo Vilas tenían la capacidad de darle efecto a la bola, porque la madera complicaba, al ser más pesada, tirar este tipo de devoluciones", señala Javier Gaitán, presidente de la Asociación Mexicana de Tenistas Profesionales de México.
Gaitán añade que hace 30 años figuras emblemáticas como Björn Borg, John McEnroe o Ivan Lendl ofrecían encuentros más espectaculares, ya que subían con mayor frecuencia a la red y ahí definían los puntos. Ahora, los partidos se basan en el juego en el fondo de la cancha.
"Los tenistas actuales no suben a la red porque la velocidad de la pelota los rebasa y ven peligroso dejar el fondo. El juego en la red es algo que se ha perdido en el transcurso de los años, ahora son pocos los que lo practican y, por lo tanto, sólo tipos como Nadal son los que dominan esa técnica. Muchos tenistas en las academias prefieren pulir su saque, su devolución, mantener una buena condición física para ser fondistas y dejar a un lado el ataque en la red", señala Jorge Lozano, ex tenista mexicano que se desempeñó profesionalmente entre 1986 y 1994.
EL CAMBIO EN LAS CANCHAS
Así como las innovaciones tecnológicas en las raquetas cambiaron la forma de juego de los tenistas, también lo hicieron las diferentes superficies. Clerc cuenta que en los años 80 en Wimbledon, las líneas de la cancha se borraban y eso confundía a los jugadores en cuanto a su ubicación.
"El césped tenía la característica que la pelota no botaba, entonces eso obligaba a que el tenista arrancara para adelante para llegar a las pelotas. Lo mismo pasaba con las canchas duras, que eran de una especie de goma, lo cual hacía que acortaras la cancha. Hoy pasa todo lo contrario, la pelota pica y hace que el jugador se desenvuelva a lo ancho de la superficie", menciona el especialista.