Una efeméride es, siempre, un pretexto. Toca el turno a Adolfo Bioy Casares, uno de los más destacados autores de la literatura fantástica universal, de quien se cumplen 100 años de su invención como ser humano.
Bioy será evocado en todo el mundo literario. Para festejar su siglo habrá diversas actividades artísticas, culturales y académicas, entre las que sobresalen un encuentro de letras, una exposición, una muestra de cine y un ciclo de pláticas, en honor del autor de La invención de Morel, quien nació un 15 de septiembre de 1914 (el mismo año que Julio Cortázar y Octavio Paz, con quienes compartió uno de los grandes momentos de las letras latinas), en Buenos Aires.
La Biblioteca Nacional de Argentina, programa una jornada de pláticas en las que escritores, críticos y periodistas reflexionarán acerca de las obras generales de Bioy, a fin de permitir un acercamiento a nuevos lectores.
El homenaje, que inició el pasado miércoles y jueves, concluirá hoy con la mesa El Borges y otros escritos autobiográficos, durante la cual se discutirá sobre su obra póstuma, Borges (2006).
La biblioteca presenta también la exposición Manuscritos literarios argentinos. Escenas de escritura, que podrá visitarse hasta diciembre y que incluye piezas de autores como Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Leopoldo Lugones, Ricardo Güiraldes, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo y Alfonsina Storni.
Además, se exhibe la muestra cinematográfica Diálogo de centenarios, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, que se lleva a cabo desde el 6 y hasta el 28 de septiembre, en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken.
Bioy Casares creció en el seno de una familia acomodada, que le otorgó un amplio acceso a la educación. Su temprana vocación por las letras fue apoyada por sus padres, con cuya ayuda publicó el manuscrito Prólogo (1929) y el volumen de cuentos Diecisiete disparos contra lo porvenir (1933).
Se vinculó culturalmente al círculo cosmopolita de la revista Sur; su amistad con Jorge Luis Borges sería decisiva en su carrera literaria y dio origen a una serie de obras escritas en colaboración y firmadas con los seudónimos de B. Suárez Lynch, H. Bustos Domecq, B. Lynch Davis y Gervasio Montenegro: Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), Dos fantasías memorables (1946), Un modelo para la muerte (1946), Crónicas de Bustos Domecq (1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), entre otros.
El mismo año de su boda con Silvina Ocampo, publicó La invención de Morel (1940), su obra más famosa y un clásico contemporáneo. El escritor falleció el 8 de marzo de 1999. La estantería literaria latinoamericana no ha logrado llenar el vacío de este humorista amoroso.