La FIFA sufre el mayor doble golpe a su estructura desde que fue fundada en 1904: autoridades suizas detuvieron a siete de sus directivos en un hotel de Zúrich en cumplimiento de una orden de aprehensión en su contra girada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por la presunta comisión de chantaje, soborno y lavado de dinero.
Por la tarde (tiempo de la Ciudad de México), Jack Warner, ex presidente de la CONCACAF, se entregó a las autoridades de Trinidad y Tobago, sin responder por los cargos que se le imputan.
La fiscalía suiza abrió luego un expediente para encontrar responsables por el delito de compra de votos en favor de Rusia y Qatar, sedes de las ediciones de 2018 y 2022. Loretta Lynch, fiscal general de Estados Unidos, dijo que se descubrieron 110 millones desviados para la organización de la Copa América de 2016, torneo que celebrará su centenario en el país norteamericano.
De acuerdo con Lynch, los actos de corrupción han afectado al organismo internacional desde hace 24 años. Los encargados de la FIFA solían pedir dinero a empresas de marketing deportivo por los derechos de los torneos.
Según el ministerio de justicia suizo, seis de los siete detenidos se oponen a la extradición y las autoridades norteamericanas tienen 40 días para presentar una solicitud oficial. El único que aceptó el proceso (sin que se diera a conocer su nombre), lo hizo con la condición de que fuera un "proceso de extradición simplificado", el cual implica que sea enviado a Estados Unidos en los próximos días.
El ex secretrario general de la CONCACAF, Chuck Blazer, y los hijos de Jack Warner se declararon culpables de recibir dinero de manera ilícita en 2013. Desde ese año trabajó como infiltrado del FBI dentro de la FIFA. Portaba un llavero con micrófono para grabar todas las conversaciones. Actualmente, los tres enfrentan una sentencia de 20 años de cárcel por los delitos de "conspiración criminal para cometer fraude electrónico, lavado de dinero y obstrucción de la justicia".
El proceso de indagación de los funcionarios también contempla la detención de Nicolás Leoz, ex presiente de la CONMEBOL y ex miembro del comité ejectivo de la FIFA.
También han sido acusados cinco empresarios por pagar sistemáticamente más de 150 millones de dólares para tener derechos de marketing en diferentes torneos realizados en Estados Unidos.
Julio Chiappetta, editor de la sección deportiva del diario Clarín de Argentina, calificó a Leoz como un "delfín de Julio Grondona" en la confederación sudamericana. El fallecido encargado de la Asociación de Futbol Argentina "manejó el futbol del mundo junto con Blatter. Era una sociedad perfecta: puso a Leoz y después a Eugenio Figueredo en la CONMEBOL", agrega.
Leoz fue internado en su propia clínica en Asunción (supuestamente para revisiones generales) y no ha emitido ninguna opinión. El caribeño reaccionó defendiendo su inocencia y recordando que se alejó del mundo del balompié mundial desde hace más de cuatro años.
A pesar del conflicto, Walter de Gregorio, portavoz de la FIFA, aseguró que no habrá una reedición de las votaciones para definir las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022: Rusia y Qatar seguirán siendo los anfitriones. En noviembre del año pasado, el investigador Michael García entregó a autoridades suizas un informe sobre la corrupción que rodeó el proceso de selección de estos dos países como organizadores. De Gregorio prometió la publicación del reporte cuando se solucionen las pesquisas.
La UEFA consideró que las votaciones para la presidencia de la FIFA (29 de mayo) deberían ser postergadas por lo menos seis meses. "Este es un momento difícil para el futbol", dijo Joseph Blatter.
Según Bloomberg, Citigroup y JP Morgan podrían ser acusados de conducta poco ética por no relevar el fin de blanqueo del dinero proveniente de los sobornos desde hace dos décadas.