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Esther Yoo, la violinista que conquistó a los más grandes directores

La violinista Esther Yoo visita México como solista en el conciertos que hoy y mañana ofrecerá la London Philharmonia Orchestra en el Centro Nacional de las Artes y el Auditorio Nacional, respectivamente, bajo la batuta de Vladimir Ashkenazy.

Entre practicar y viajar, apenas encuentra tiempo para ella, pero no le importa. Le basta con salir a caminar por ahí y tomar un café en alguna de las ciudades que visita cuando va de gira, dice. Apenas tiene 20 años y ya es una violinista prestigiada en el mundo, sobre todo desde que se convirtió en la ejecutante más joven en ganar el concurso Jean Sibelius, a los 16 años.

Esther Yoo (EUA, 1994) visita México como solista en el conciertos que hoy y mañana ofrecerá la London Philharmonia Orchestra en el Centro Nacional de las Artes y el Auditorio Nacional, respectivamente, bajo la batuta de Vladimir Ashkenazy.

"Trabajar con el maestro Ashkenazy es un sueño", dice. "Desde el comienzo conectamos muy bien. Yo aprendo mucho de su consejo y me siento bendecida por tener su apoyo".

La primera vez que trabajó con él fue en el estudio donde grababan el primer CD de la violinista, junto con la Philharmonia, institución con la que ha trabajado bajo la dirección de grandes batutas, entre ellas el recientemente fallecido Lorin Maazel. "Después de la primera reunión, él quiso que me uniera a ellos durante su gira por Asia, en 2012, y así pasé a formar parte de diversos encuentros y actuaciones después. Al día de hoy, hay momentos en los que todavía no puedo creer que tuve la oportunidad de trabajar con uno de los más grandes maestros del siglo XXI".

Al preparar sus actuaciones, Yoo tiene en mente una frase de Maazel que le parece fundamental: "No estoy buscando un rendimiento perfecto, sino una actuación apasionada". Cuenta que se acercó a la música clásica por su familia. "Mi abuela era pianista y muchos familiares han tocado un instrumento musical, así que fue natural para mí para empezar a tocar el piano a la edad de 4 años".

Creció en Nueva Jersey y Nueva York, donde sus padres solían llevarla a conciertos en el Carnegie Hall y el Lincoln Center. "Y siempre observaba a la sección de violines. Me encantaban los conciertos con los violinistas solistas. Así que un día le pedí a mis padres que me compraran un violín y a los 4 años y medio empecé a aprender cómo tocarlo".

Con el tiempo llegó a estudiar con prestigiados maestros como Ana Chumachenco, en Munich, y, durante los últimos tres años, con Augustin Dumay, en Bélgica. "A lo largo de mi infancia tuve intereses diferentes y mis padres apoyaron mi curiosidad, pero siempre sentí que no podía dejar pasar un día sin música, siempre volvía al violín y así reafirmé mi decisión de continuar profesionalmente".

Todavía es joven pero su visión es clara: continuar desarrollándose en el instrumento. "La belleza de esta carrera radica en que es realmente interminable".

Como artista, dice, le gustaría inspirar especialmente a los jóvenes y a los niños. "Yo tuve varios modelos a seguir y curiosamente muchos de ellos eran mujeres. Las mujeres de mi familia han jugado un papel muy importante en lo que soy hoy en día. Son algunas de las más fuertes, más decididas e independientes que conozco, así que espero llegar a ser una inspiración, así como ellas lo han sido para mí".

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