Goethe, afecto al desapego, aseguraba que el presente había que ofrecerlo como obsequio al futuro. Las selecciones alemanas se han tomado en serio la sentencia del poeta de poetas. El futbol para ellas es un regalo hacia delante. Y lo será en en este recién desenvuelto 2015 en el que se cumplen 25 años de la reunificación y se juega su pase a la Eurocopa Francia 2016.
Hace 70 años, después de la rendición incondicional de las sobras del nazismo, a Sepp Herberger le tocó la noble tarea de levantar el espíritu de una nación devastada moral y económicamente. No fue, necesariamente, el Plan Marshall el que logró que el alma alemana se levantara. O no solamente. En 1954, nueve años después de la caída de Hitler, La Maquinaria ganó en su primera participación mundialista de la posguerra. En el 74, cuando el Milagro se consolidaba como una economía dirigente de la Comunidad Económica Europea, Beckenbauer fue el estandarte de una idea capitalista del Oeste (en en el terreno del club, el Bayern regía con garbo el título de la Liga de Campeones).
En octubre (el 3) de hace 25 años, uno después de la caída de El Muro, Helmut Kohl, maestro de la actual canciller, Angela Dorothea Merkel, logró lo imposible en el mundo de los sistemas: la reunificación de los alemanes, siempre peligrosos para el resto de Europa desde los tiempos de Tácito.
En ese año, Der Kaiser Beckenbauer dirigió a un brillante conjunto al título sobre una Argentina, gobernada por Maradona. El regreso alemán a Rusia, cuya invasión en el 41 (la famosa Operación Barbarroja) fue una de las más devastadoras de la historia de las guerras, pasa por Francia, el vecino de tanta inquina.
El equipo de Joachim Löw es marcado favorito para hacerse del título de un torneo geopolíticamente sobresaliente en el mapa del balompié, en el que no ha logrado coronarse desde 1996 (en 2008 perdió la final ante la España monárquica de Luis Aragonés).
Toda historia es una suma de historias: cuando Alemania ganó su primera Euro, en 1972, se enfrentó en la final a la Unión Soviética (ahora la Federación rusa de Vladimir Putin, que vuelve a mirar con desconfianza a la UE y a Estados Unidos). En ese año, en Múnich, se sucedió el atentado de Septiembre Negro en los Juegos Olímpicos.
El equipo de Löw marcha en el segundo lugar del Grupo D, abajo de Polonia, que le venció en una traumática visita a Varsovia (la vieja sede del ghetto). Los cambios de generación del míster no pasan por el arquero, punta de lanza de una transición y de un puente entre Río y Moscú. Manuel Neuer puede hacerse del trofeo al mejor jugador del mundo el lunes; hecho que le igualaría con Lev Yashin, El Oso ruso. Maradona lo tiene como favorito porque Messi y Cristiano se durmieron en 2014.