La singularidad de Aldo Chaparro radica en que su trabajo escultórico, realizado en acero inoxidable, es una especie de destrucción. "Después de su proceso industrial, de pintado, producción, corte, cuando la lámina llega a mi estudio se rompe, como cuando arrugas un papel porque te equivocaste y lo vas a descartar. Lo que hago es destruir su estado perfecto para convertirlo en otra cosa", explica el artista en su estudio, en el DF.
El escultor peruano celebra 25 años de vivir en el país y lo hace con una retrospectiva que montará en enero próximo en un recinto por confirmar. Además, prepara la exposición Purple, que exhibirá a partir del 31 de octubre en una galería de Ginebra, Suiza. Esta muestra estará integrada por una serie reciente de sus emblemáticas placas de acero, en un solo color.
La técnica que desarrolló involucra la utilización de todo su cuerpo; una forma tan cercana de relacionarse con el material, que considera a estas obras como autorretratos.
"Son el reflejo de mi estado de ánimo, de mi fuerza, de mi peso. Por ejemplo, cuando estoy enojado quedan fantásticas porque hay como un desfogue en la acción", comparte.
Chaparro es Consejero Fundador de la Colección Amnistía Internacional México de Arte y Diseño Contemporáneos, que se presentará en enero.