After Office

Adele, la antiestrella

La gente muestra empatía por una artista seria, de vestidos aseñorados, que podría ser cualquier mujer. Con sólo decir que su disco "21" ha vendido 30 millones de copias, dos millones menos que el más popular de los Beatles: el "St. Peppers Lonely Hearts Club Band" el fenómeno Adele se puede dimensionar.

El fenómeno Adele se puede dimensionar con sólo decir que su disco 21 ha vendido 30 millones de copias, dos millones menos que el más popular de los Beatles: el St. Peppers Lonely Hearts Club Band.

La londinense de 27 años es la cantante que más álbumes ha vendido en lo que va del siglo y es la única capaz de colocar una producción de estudio entre las más exitosas de la historia, en una época en la que la gente ya no compra discos y prefiere usar los servicios digitales.

El 20 de noviembre lanzó su tercer disco de estudio, 25 (el número de cada título representa la edad en que lo empezó a componer), del cual se desprende el éxito Hello, y en una semana volvió a romper récords: la cifra oficial en Estados Unidos fue de 3.8 millones de unidades, mientras que en el Reino Unido, de 800 mil. Madonna no ha podido alcanzar las 700 mil copias de su último trabajo, Rebel Heart.

Con estos números, le quitó el récord en Reino Unido al Be Here Now, de Oasis, y en Estados Unidos al No Strings Attached, de NSYNC.
Su éxito: ser la misfit del sistema

No son pocos los que se preguntan por el secreto del éxito de una artista que está lejos de haber descubierto el hilo negro de la música; no es que haya inventado un género o que su tipo de voz sea demasiado peculiar. Una artista que se ha alejado de las artimañas mediáticas a las que recurren otras cantantes pop como Lady Gaga o Miley Cyrus para vender más, o simplemente para llamar la atención. Adele ha dicho que no le interesa ser una estrella pop, sólo quiere cantar.

La clave de su celebridad es, quizá, su actitud poco identificada con el sistema, por la que la prensa internacional la ha llamado la "pop star anti pop star".

Tan no parece una estrella que, a tres años de haber realizado su última aparición en televisión, el pasado 20 de noviembre regresó a la pantalla chica sin que nadie en el estudio se diera cuenta de que allí estaba. En coyuntura con el lanzamiento de 25, la BBC realizó un especial conducido por Graham Norton, que incluía una audición de imitadoras de Adele. Para sorpresa de todos, la propia cantante hizo fila y logró pasar desapercibida entre las demás Adeles, que la reconocieron hasta que llegó su turno de cantar.

Esta apariencia de mujer adulta contemporánea, seria, modosa, con vestidos aseñorados, atrae la empatía de la gente. Adele da la imagen de que podría ser cualquier mujer.

Cuando en 2012, el diseñador Karl Lagerfeld -amante de las modelos anoréxicas- dijo que estaba gorda, ella le respondió a través de la revista People: "No voy a perder peso porque alguien me diga que lo haga. Yo hago música para ser un músico, no para aparecer en la portada de Playboy. Represento a la mayoría de las mujeres y estoy muy orgullosa de ello".

Sin embargo, para su más reciente disco adelgazó 68 kilos gracias a una dieta vegetariana; también dejó de comer alimentos procesados y refrescos.

Pero debajo de esta apariencia de mujer centrada, casada y madre de una hija, tiene un lado rebelde, anarquista, que de repente sale a flote, como cuando hizo una seña obscena frente a las cámaras de televisión durante los premios Brit Awards de 2012, porque cortaron su discurso al recibir su premio.

Adele fuma, le gusta ir a los pubs londinenses, no tiene reparo en decir que ha tenido problemas con el alcohol y que hasta llegó a tuitear cosas indebidas por estar ebria. Por eso ahora, gente de su equipo aprueba y postea sus tuits. Ella ha asegurado que ya no bebe, menos después del embarazo.

El fenómeno mediático de Adele empezó desde que estaba preparando su primer disco, titulado 19. Antes de salir a la luz ya había dado entrevistas y fue invitada a In The Attic Road Show, donde mostró al legendario Pete Townshend, de The Who, un poco de su trabajo en el interior de un tráiler. Desde la publicación de ese disco, su ascenso ha sido uno de los más vertiginosos.

Adele se perfila como una de las grandes estrellas del siglo, sin embargo se sigue manteniendo fuera del star system, tratando de mantener su privacidad. Según dijo recientemente a la revista Vice, lo único que ella quería era ser cirujana: arreglar los corazones de la gente a través de la música.

También lee: