Mauricio Jalife

Promueve la Barra lineamientos urgentes para uso de IA en servicios legales

Las herramientas basadas en IA abren nuevas posibilidades para mejorar la eficiencia y la precisión en la práctica jurídica, pero su incorporación trae consigo importantes retos éticos que deben atenderse cuidadosamente

Es una realidad que gran parte de quienes requieren servicios prestados tradicionalmente por abogados están recurriendo cada vez más a plataformas tecnológicas como apoyo para aclarar sus primeras dudas, obtener contratos o identificar opciones de asesoría profesional, y esta tendencia, a partir de la irrupción de la IA generativa, crece geométricamente.

Lo que es una novedad es que seamos los propios abogados los que, para toda clase de propósitos, utilicemos cada vez más estas extraordinarias herramientas en la prestación de servicios.

Ante el vacío imperante en temas de IA en nuestras leyes, algunos colegios de abogados y asociaciones han desarrollado lineamientos para el uso ético de la IA.

Si bien el tema parece ingresar a un paisaje borroso, al revisar las políticas no queda sino reconocer la trascendencia de su diseño y observancia.

El que hasta ahora destaca como el documento más completo, orientador e influyente es el desarrollado por la Barra Mexicana.

Su primer postulado es que, si bien las herramientas basadas en IA abren nuevas posibilidades para mejorar la eficiencia y la precisión en la práctica jurídica, así como para facilitar el acceso a la justicia, su incorporación en el ejercicio de la abogacía trae consigo importantes retos éticos que deben atenderse cuidadosamente y con reglas claras.

Una primera preocupación es la capacidad de la IA generativa para producir información errónea o inventada, que puede traducirse en citación de casos inexistentes o argumentos jurídicos incorrectos, lo que demanda una verificación humana rigurosa.

En el tema de confidencialidad y seguridad de datos, se reconoce que la transmisión de información sensible a sistemas externos puede vulnerar el secreto profesional si no se establecen las salvaguardas técnicas y administrativas necesarias.

En el mismo “cajón de riesgos” deben ubicarse los sesgos algorítmicos, que pueden conducir a opiniones prejuiciosas, lo cual atenta contra el sistema de justicia y constituye un acto de discriminación.

Uno de los rubros sabiamente abordados por los lineamientos de la Barra es el impacto que la IA puede tener en la capacidad crítica, afectando su empatía y el razonamiento ético propio de la abogacía, transformando la práctica legal en un ejercicio mecanizado.

En ese contexto, es necesario que el abogado se asuma como responsable de los posibles errores de un sistema de IA, realizando la supervisión necesaria, que en esta lógica es la razón por la que el cliente paga honorarios.

Como premisa para el ejercicio profesional del derecho, que nos acompaña en esta actividad y se incrementa en tiempos de la IA, resulta indispensable mantenerse en constante capacitación para asimilar el uso correcto, ético y responsable de estas herramientas, y al mismo tiempo poder poner al servicio de nuestros representados los mejores réditos de las tecnologías de vanguardia.

Finalmente, en un punto que constituye un resumen de este, de facto, código de ética para el uso de IA por firmas legales, es necesario reconocer que esta tecnología disruptiva sigue siendo una herramienta de apoyo, pero no un sustituto del juicio profesional.

Toda información, análisis o documento generado por IA debe ser rigurosamente revisado, verificado y validado por el abogado antes de su uso o presentación.

Y un punto más: el cliente debe estar advertido de que se ha utilizado IA en un contrato, una opinión o un documento procesal, y dar cumplimiento al umbral de “explicabilidad”, entendida como la capacidad de los sistemas para que sus decisiones y resultados sean comprensibles para los humanos, revelando cómo se llegó a una conclusión.

COLUMNAS ANTERIORES

Inminente choque de trenes con EUA por denominaciones de origen
Crea Corea Secretaría de Propiedad Intelectual

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.