Costo de oportunidad

Adiós a la manufactura

Los datos del Banco Mundial dicen que la manufactura global como proporción del PIB ha declinado en los últimos 5 años.

Todos los países queremos un PIB manufacturero grande. Es el objeto del deseo de todos los gobiernos. A Donald Trump le preocupa la desindustrialización de su país. Los tigres asiáticos construyeron su éxito a partir de una base industrial y de tecnología. En Hispanoamérica y Brasil nos preocupa perder industrias.

Los datos del Banco Mundial dicen que la manufactura global como proporción del PIB ha declinado en los últimos 5 años, incluso en China. En México, el porcentaje del PIB sigue siendo alto (21% del PIB), pero es más volátil que en el mundo avanzado.

Los brincos en el PIB de la manufactura pueden explicarse con la volatilidad de la productividad. Dos economistas, Aguiar (Universidad de Rochester) y Gopinath (Harvard y NBER), estudiaron en 2007 el fenómeno y encontraron que la productividad total de los factores es más volátil en México que en Estados Unidos y Canadá.

La medición de la productividad no es trivial. Hay innovaciones que elevan la productividad de todos los factores (capital, trabajo, educación y tecnología). Los modelos econométricos estiman qué porcentaje del cambio en el ingreso de los países se atribuye a la productividad de cada factor. Todo lo que no puede explicarse con la productividad de cada factor, queda en un residuo, llamado “Residual de Solow”, en honor a Robert Solow, premio Nobel de economía, quien desarrolló la teoría del crecimiento. El tamaño de ese residuo puede ser una medida de nuestra ignorancia sobre qué causa el crecimiento económico, pero también es posible que haya ahí mejoras institucionales e innovaciones no medidas que elevan la productividad de todos los factores. Que la productividad sea más volátil en México implica que nuestras apuestas (tecnológicas, institucionales, de negocio) son más riesgosas.

Ejemplo. Hace 20 años, en México hubo un boom de máquinas de pago del estacionamiento, que funcionaron bien en los centros comerciales, pero no en el Aeropuerto AICM. Esa tecnología desplaza trabajadores, y así ocurría en los estacionamientos privados; pero en el aeropuerto había restricciones sindicales e institucionales que impedían enviar a los trabajadores al desempleo. El resultado es que Aeropuertos y Servicios Auxiliares se quedó con los trabajadores, pero también tuvo que pagar la amortización de las máquinas. Un desperdicio gigantesco de recursos.

El cambio tecnológico libera trabajadores que quedan disponibles para trabajar en otros sectores y actividades en donde son más productivos. En presencia de mercados laborales y de producto eficientes, liberar recursos productivos como trabajadores, es una buena noticia. Por eso, en principio, el Estado no debería tener dentro de sus fines crear empleo. Hacer crecer el PIB sí, pero no crear empleo.

Esto funciona en Estados Unidos, donde hay un ecosistema empresarial innovador y robusto. No funciona en México, donde la gente que se va de una fábrica, o de un estacionamiento en un aeropuerto, engrosa las filas del subempleo o el empleo informal. No hay nuevas empresas que los contraten, porque el Estado y el ecosistema empresarial no favorecen la creación de nuevos negocios. Planeamos cuidadosamente la extracción de rentas de los negocios desde antes de que nazcan. No debería ser sorpresa que a los 5 años estén muertos.

En el caso de la manufactura, la automatización trajo reducciones de costos en todo el mundo, nuevos competidores, y la reducción del empleo. Es por ello que el valor agregado de las actividades de fabricación esté cayendo en todo el planeta. Es más: tendríamos que considerarnos afortunados en México de que nuestro promedio de 19-21 puntos del PIB en manufactura no haya caído tanto.

La manufactura pasó de 16.4 por ciento del PIB global en 2021 a 15 por ciento en 2024. La tendencia no parece revertirse. 2025 probablemente será un año igualmente bajo. El Banco Mundial ha pronosticado que la manufactura crecerá 1.4% por año en los próximos 5 años. Yo veo difícil que se cumplan estos vaticinios.

La economía del mundo cada vez más será de servicios. Los chinos se están volcando a ese sector. En los sectores de servicios intensivos en conocimiento, ocurrirá lo mismo que en la manufactura por la inteligencia artificial. Es buen momento para ser curador de arte, mecánico, laudero o sastre. Si decrece el PIB manufacturero y de servicios, ¿qué crecerá? ¿La agricultura? La tecnología nos está enviando a un futuro en donde los oficios serán cada vez más medievales.

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