El Globo

La paz inalcanzable

El plan de paz impulsado por Trump, que cede territorio ucraniano a Rusia, amenaza con fracturar la unidad europea y dejar sin salida el conflicto entre Kiev y Moscú.

Es terrible hacer esta afirmación, encabezar un texto con esta sentencia, que esperemos resulte equívoca. Todo conflicto o proceso armado, por definición, hasta las guerras históricas de 100 años o más, eventualmente alcanzaron estadios de paz. Por desgaste, por pérdida de objetivos, por necesidad económica. Pero lo alcanzaron.

Rusia y Ucrania tienen, hasta hoy, puntos irreconciliables que esencialmente consisten en conservar territorio. Para Rusia, se trata del territorio invadido y conquistado: Crimea (2014) y el Dombás (2023). Para Ucrania, con un argumento jurídico de una estatura moral elevadísima en estos tiempos e incomprensible para Trump o Putin, nadie tiene derecho ético, moral o jurídico de arrebatarle al auténtico pueblo de Ucrania ninguna porción de su territorio. Inapelable.

Ningún político, congreso, presión o pacto internacional puede cometer ese crimen en contra de un país y sus futuras generaciones.

Es absolutamente contrario a la “realpolitik”, al pragmatismo de los hechos. Pero por ello mismo, inapelable.

A esto hay que agregar el terrible plan de paz propuesto por Estados Unidos, que no solamente entrega el territorio reclamado por Rusia, dentro del cual adivinamos que las empresas y la familia Trump llevan algunos intereses mineros, sino que además, lanza un dardo envenenado a Europa.

El soporte de la Unión a Zelenski y sus desesperados gritos de libertad y defensa contra el opresor representan la última línea para Europa.

Como Chamberlain con Hitler, que prefirió “la paz barata” al creer en la palabra del Führer bajo la esperanza de que no invadiría nada más allá de Polonia, los europeos saben bien que Putin no es confiable.

No pueden repetir el error histórico y ceder con Ucrania, porque puede ser el inicio de una movilización mayor en contra de Europa.

Lamentablemente, el presidente Trump se inclina por favorecer el lado ruso, a pesar del apoyo que Estados Unidos ha brindado a Ucrania por dos años. Ahora pretende forzar a Zelenski a doblegarse ante Putin y entregar un 30% de su país.

Además, tiene una serie de compromisos claramente intervencionistas que tienen que ver con la posición de Ucrania frente a la OTAN, a la Unión Europea y a la propia permanencia de Zelenski al frente de su país.

Después de las graves lecciones de la Segunda Guerra Mundial, del nacimiento de la ONU, de la Conferencia de San Francisco y de un fortalecido marco jurídico internacional para evitar repetir la historia, hoy atestiguamos cómo el más fuerte aplasta y somete al más débil.

No existe un camino viable para Ucrania si pierde el apoyo de los Estados Unidos.

Europa ha recibido como una auténtica ofensa el plan de Trump que apunta con toda claridad a la fragmentación de la Unión Europea, en el regreso a naciones independientes, cuya defensa militar depende hoy en buena medida de la alianza.

Una vez más, Washington esgrime la amenaza de la defensa europea como la sola carga y responsabilidad de Estados Unidos. “Si quieres que te defienda, harás lo que yo diga” pareciera el mensaje entre líneas de Donald Trump. O si te rehúsas, te retiro el apoyo y se defenderán ustedes solos.

¿Acaso la inmoralidad de un hombre, o de unos cuantos, puede derribar el edificio del Derecho Internacional? ¿De los Acuerdos de Viena?

Estamos ante momentos inimaginables desde hace casi 80 años con el final de la Segunda Guerra, la rendición de Alemania, Japón, Italia.

Lo que vino después, la Guerra Fría, los conflictos periféricos entre las dos grandes potencias, las guerras terciadas (Corea, Vietnam, etc.), fue la medición de fuerzas en puntos geográficos desviados.

Pero si Estados Unidos termina apoyando a Rusia en el conflicto con Ucrania, la alianza con la Unión Europea quedará mortalmente rota, hasta que llegue otro mandatario a la Casa Blanca.

Esperemos que sin conflictos armados en el ínterin.

Pero hoy, lamentablemente, todo es posible. Si un criminal como Benjamín Netanyahu se ha salido con la suya en el auténtico exterminio de los palestinos en Gaza, con el insultante apoyo de Washington, nada impedirá que Trump apoye a Putin en sus intentos por desestabilizar Europa, engullirse a Ucrania y prepararse para recuperar otras exrepúblicas soviéticas.

Si toca Lituania, Letonia o Estonia (los miembros bálticos de la OTAN), nadie puede predecir el desenlace de una operación militar de esa envergadura y la obligatoria respuesta que los integrantes de la Alianza Atlántica tendrían que lanzar. Con todo y el armamento nuclear de Rusia.

Así que hoy no hay salida, y el único que tiene la llave para destrabar el conflicto es Trump, quien por ahora parece ceder ante las presiones del Kremlin. Impensable hace tan pocos años.

COLUMNAS ANTERIORES

Cuenta regresiva
Operativos contra narcos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.