Parteaguas

‘La idiotez del coche eléctrico’

Si la electricidad que consume un vehículo fue producida con gas, carbón o con combustóleo, hay emisiones indirectas. Eso es cierto, aunque cada vez menos.

Hacer un coche eléctrico es una idiotez. Es el punto del autor de la frase que leen en el título.

Es una idiotez por su sencillez, no porque sea estúpido producirlos, ha subrayado justamente Álvaro Sauras, crítico especializado de vehículos que se hace llamar gurú tecnológico. Él ofreció hace tiempo una conferencia en España que fue grabada en video y subida a YouTube en donde acumula 3.6 millones de vistas.

¿Por qué viene a cuento? Porque esta semana Grupo Bimbo sumó mil y una camionetas totalmente eléctricas a su flotilla de reparto. Los vehículos marca Vekstar Stellar fueron diseñados y fabricados por miembros de ese grupo industrial, que ahora los ofrece a la venta a terceros. El principio de la fabricación de coches eléctricos es sencillo.

La empresa dirigida por Daniel Servitje no ha revelado oficialmente algo igualmente relevante: preparan ya la inclusión en su esquema de distribución de un tráiler que tampoco dependerá de combustibles fósiles. Esta semana analizan un modelo de la sueca Scania, cuyas oficinas centrales se ubican en el pueblito de Södertälje, a media hora de Estocolmo.

Su batería almacena 297 kilowatts hora, energía suficiente para prender el aire acondicionado de una casa durante dos semanas.

En un camión es útil para recorrer la distancia entre la Ciudad de México y Querétaro sin emisiones, sin quemar nada para conseguir el recorrido.

Y aquí es en donde regresamos al asunto de “La idiotez del coche eléctrico”. Detractores de esta tecnología argumentan por principio la mentira de que no hay emisiones.

Si la electricidad que consume un vehículo fue producida con gas, carbón, o con combustóleo, como suele producirla la CFE, hay emisiones indirectas. Es cierto, aunque cada vez menos cierto.

Más allá de lo que haga la CFE, las empresas grandes están escapando de la quema de combustibles fósiles. Bimbo carga sus vehículos con energía del Sol en varias instalaciones y del viento del parque eólico Piedra Larga, de Unión Hidalgo, Oaxaca. Cada vez que regresan a la empresa, cargan energía limpia.

Por eso la empresa estima que el camión de Scania puede evitar la emisión que aún provocan camiones convencionales y que suman a la atmósfera aproximadamente 9.5 toneladas de bióxido de carbono.

¿Qué motivos tienen las empresas para acelerar su transición hacia energías renovables? Lo ideal es que se tratara exclusivamente de una razón de ética. Ojalá, pero en cualquier caso, sus líderes tienen motivos adicionales.

Esas emisiones indirectas de su distribución tienen ya una etiqueta: Scope 2 les llaman globalmente, dentro de unos criterios internacionales más amplios (llamados ESG) para detener el deterioro que provocan las compañías en el medio ambiente, en la sociedad y en la ética y gobierno corporativo de las empresas.

Las reglas de ESG o ASG en español y los scopes o alcances ya cobraron tal seriedad, que las Afore por ley, tienen que considerarlos desde este año en sus inversiones y si la suya está usando dinero de ustedes para apostar por proyectos contaminantes, ustedes pueden acusarla y motivar la imposición de multas. Así de seria es ya la cosa.

Si los grandes inversionistas como las Afore evitan ciertas acciones, éstas se devalúan y el patrimonio de los accionistas de la compañía se cae. Eso los empobrece.

Bimbo produce camiones porque el principio del motor eléctrico no ha cambiado en décadas. El legado de Nikola Tesla permanece vigente en los automóviles que llevan su apellido por marca.

La razón de que no hayan llegado antes al mercado está en buena medida en que los grandes fabricantes de coches formaron un oligopolio apoyado por las autoridades.

Entre ambos sectores generaron reglas de emisiones y de seguridad que hicieron imposible a otros entrar, porque están hechas a la medida de los actuales fabricantes.

Sauras en esa conferencia famosa asegura que la eficiencia de los autos eléctricos provoca ya el arribo masivo de estos a casas y empresas. Lo único que la detiene es el tiempo que toma la amortización de grandes inversiones hechas en motores de combustión que aún deben ser pagadas. De cualquier manera, sus días están contados

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