Economía empresarial

La economía mexicana tiene debilidades de largo plazo

Lo que más debe preocuparnos es que esta falta de salud de la economía mexicana tenderá a permanecer de forma estructural.

Ya empezamos el último mes del año y se puede evaluar el desempeño de la economía mexicana durante el año y revisar lo que cabe esperar para el 2026. La economía se encuentra detenida, empantanada. Lo preocupante es que podría continuar así los siguientes años. Además, la inflación no termina de ceder y podría no hacerlo.

La inflación en la primera quincena de noviembre fue de 3.6% y fue impulsada hacia abajo por precios volátiles que pueden volver a acelerarse pronto. De esta forma, los especialistas en economía del sector privado encuestados por Banco de México esperan que la inflación cierre el año en 3.7% y que el siguiente año sea 3.9%. En lugar de esperar una reducción, se prevé un aumento en la inflación. Esto contrasta con los pronósticos el mismo banco central que esperan que la inflación llegue al 3% en el tercer trimestre del siguiente año.

Banco de México tiene un problema particular con su credibilidad. Nadie puede confiar en sus pronósticos de inflación; dudo que ellos mismos los puedan creer. Desde el inicio del brote inflacionario que se dio como consecuencia de la pandemia de 2020 han pronosticado un regreso a la meta del 3% en un año o un poco más y no ha sucedido.

Sin embargo, no es que el banco central carezca por completo de credibilidad, sino que el mercado ya sabe qué esperar. La institución responsable de la política monetaria en México es como un estudiante al que se le pide un 10 pero se esfuerza sólo para sacar un 6: a veces saca un 8, pero a veces reprueba. Aunque la meta de inflación es un 3%, Banco de México se conforma con estar dentro del rango de variación de un punto porcentual y, en la práctica, un poco menos de 4% de inflación los tiene satisfechos. El mercado espera, por lo tanto, que la inflación esté más cerca del 4% permanentemente.

Por su parte, el Producto Interno Bruto (PIB) decreció en el tercer trimestre del año un 0.2% de forma anual. Banco de México, pronostica en su más reciente informe trimestral un crecimiento de sólo 0.3% para este año y 1.1% para el siguiente. Por su parte los especialistas encuestados por el banco central esperan un crecimiento de 0.4% en 2025 y de 1.4% para 2026.

La economía mexicana sufre cuando hay un cambio de gobierno federal. Sin embargo, ahora la expectativa es que la economía no sólo sufra este año, sino que permanezca aletargada por un tiempo. La causa principal de esto es la caída en la inversión. El último dato muestra una disminución anual de 10.4% en la inversión privada del país. La menor inversión no sólo afecta el crecimiento actual, sino también la capacidad de crecimiento futura. Las condiciones presentes en el país no favorecen a la inversión.

A su vez, la inversión sufre a causa de la concentración del poder en un solo partido político, la pérdida de autonomía del poder judicial y de reformas legislativas que debilitan al ciudadano frente al poder político. De esta forma, la economía difícilmente tendrá una recuperación importante y esto es lo que se refleja en las expectativas económicas para el siguiente año.

Así, la inflación sigue relativamente alta y el crecimiento es muy bajo. Pero lo que más debe preocuparnos es que esta falta de salud de la economía mexicana tenderá a permanecer de forma estructural. Desgraciadamente, las condiciones que facilitan el dinamismo de una economía están cada vez más ausentes en México.

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