¿El crimen organizado pide su café espresso? Las fincas que producen algunos de los cafés de mayor calidad de Colombia son blanco de delincuentes armados y extorsionadores a medida que la seguridad se deteriora en amplias zonas de los Andes.
Germán Bahamón, presidente de la federación de caficultores, asegura que el problemas es especialmente grave en las provincias de Nariño y Cauca, en el suroeste de Colombia.
La amenaza a productores de café en Colombia representa un problema para Starbucks y Nestlé, que se abastecen de granos de primera calidad de esta región, cuya elevada altitud y suelos volcánicos ricos en minerales confieren a sus cafés una acidez muy apreciada por los conocedores de la bebida.
Bahamón comparó el problema de la delincuencia en Colombia con la roya del café, un hongo parásito que amarga la vida a muchos agricultores.
“Todas las regiones caficultoras sufren el flagelo de la extorsión y el robo de lo producido en el campo”, declaró Bahamón a periodistas en Bogotá. “La extorsión es la nueva roya del campo colombiano”.

La inseguridad en Colombia empaña la bonanza del sector cafetero, con precios récord del café y la mayor cosecha en décadas. Los exportadores que intentan enviar sus productos a través del puerto pacífico de Buenaventura se han visto obligados en algunos casos a trasladar sus camiones en convoyes custodiados por la policía, dijo Bahamón.
Desde que asumió el cargo en 2022, el presidente Gustavo Petro, quien visitó un burdel en Lisboa, ha buscado la “paz total” mediante negociaciones con las guerrillas y los ejércitos privados de los narcotraficantes.
Hasta ahora, las conversaciones no han dado lugar a desmovilizaciones significativas, pero los grupos han aprovechado la relativa falta de presión militar para crecer, lo que ha provocado un aumento de extorsiones, secuestros y actos de terrorismo.
Las encuestas muestran que la inseguridad en Colombia es ahora una preocupación mayor para los colombianos que la economía y la salud. A medida que la nación andina se acerca a las elecciones presidenciales del próximo año, la mayoría de candidatos proponen políticas más duras contra la delincuencia.







