La industria mexicana ha entrado formalmente en recesión. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la producción industrial cayó 0.4 por ciento en septiembre de 2025 respecto al mes anterior, acumulando cuatro meses consecutivos de retrocesos.
En términos anuales, la contracción fue de 2.4 por ciento, reflejando una desaceleración más profunda en sectores clave como la construcción y la manufactura. El sector manufacturero registra una contracción trimestral anualizada de 1.4 por ciento.
El mayor retroceso se observó en el sector de la construcción, que cayó 2.5 por ciento mensual. Dentro de este rubro, la edificación se contrajo 3.2 por ciento y la ingeniería civil 3.0 por ciento, afectadas por la menor ejecución de obra pública y la postergación de proyectos privados ante tasas de interés elevadas y restricciones presupuestarias.
Este comportamiento confirma que la inversión física sigue siendo uno de los principales cuellos de botella para el crecimiento industrial.
Por otro lado, hubo señales positivas. La minería creció 0.7 por ciento mensual, impulsada por el alza en los precios internacionales de metales como el oro y la plata, que han ganado terreno ante la volatilidad financiera global. También se espera un repunte en el mercado del litio, vinculado a la transición energética mundial.
El sector manufacturero, el más relevante para la economía mexicana, avanzó 0.4 por ciento mensual, aunque su tendencia sigue siendo negativa.
El entorno externo continúa siendo desafiante. Las tensiones comerciales con Estados Unidos, particularmente por la imposición de nuevos aranceles a productos de madera y acero, han generado disrupciones en cadenas de suministro clave. Sin embargo, el panorama podría mejorar en 2026.
La esperada renegociación del T-MEC representa una oportunidad estratégica para México, que mantiene una posición ventajosa frente a otros países en términos de integración productiva y acceso preferencial al mercado norteamericano.
Además, conforme se disipan los efectos de las medidas proteccionistas y se reactiva el comercio internacional, se espera una recuperación gradual del sector industrial.
La estabilización de tasas de interés y el impulso del nearshoring podrían fortalecer la inversión manufacturera, especialmente en regiones como el norte del país.
Así, aunque la industria mexicana enfrenta una recesión técnica, los fundamentos para una recuperación en 2026 están presentes.
El reto será articular una política industrial que combine certidumbre regulatoria, incentivos regionales y aprovechamiento estratégico del entorno geoeconómico. Será también importante que se revierta la fuerte contracción de la construcción de obras de ingeniería civil (relacionadas con obras públicas).
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA, CEO de Miri Capital LLC e investigador no residente de Baker Institute en la Universidad de Rice. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido.