La etapa número 17 del Giro de Italia, corrida ayer, ha sido uno de los días más importantes del deporte mexicano. Isaac del Toro viene a demostrar la capacidad de los mexicanos de bien, los del esfuerzo, sacrificio, constancia, trabajo, resiliencia y honradez.
El ciclismo es un deporte muy sufrido, no me refiero a ir por un helado en bici, me refiero al ciclismo en el que el dolor, la incomodidad del esfuerzo y el riesgo son los compañeros en cada kilómetro.
La tecnología y la ciencia han permitido que hoy veamos y disfrutemos hazañas que rebasan nuestra capacidad para entender cómo se logran esos promedios de velocidad en largas distancias con 4 y 5 mil metros de ascenso vertical por día.
El ciclismo es un deporte de equipo, hoy en grupos de 8 corredores, donde existe un líder y el resto trabaja y corre en función de él. Del Toro no llegó como líder de su equipo, por cierto, el más fuerte del mundo, sino como gregario para un primer líder, Juan Ayuso, y como segundo capo, Adam Yates.

La carrera, las circunstancias, la capacidad y viveza del mexicano lo vistieron de rosa desde la etapa 9, el domingo 18 de mayo. Ayuso se derrumbó en el Giro de Italia, Yates ha asumido un rol gregario a favor del equipo y Del Toro ha corrido como un grande a sus 21 años.
El martes, Isaac del Toro no pudo responder a un salvaje ataque del ecuatoriano Richard Carapaz, quien le arrebató 1 minuto, 36 segundos, poniendo las cosas difíciles para defender la maglia rosa (camisa rosa).
Ayer vimos la verdadera dimensión del ciclista mexicano, quien corrió con inteligencia en una etapa muy dura: 155 kilómetros con 3 mil 800 metros de desnivel en los que al final atacó a Carapaz, éste respondió y en un contraataque lo dejó y se llevó una victoria de clase mundial, la primera para un mexicano desde hace 23 años, manteniéndose de líder y aumentando su ventaja a 41 segundos sobre su principal rival, Carapaz.
Hoy jueves todo indica que no debe haber sorpresas para finalmente disputar el Giro viernes y sábado, en dos etapas brutales de alta montaña. Viernes, 166 kilómetros con 4 mil 918 metros de ascenso vertical, y el sábado, 204.6 kilómetros con 4 mil 329 metros de ascenso vertical.
La diferencia es defendible, la capacidad está demostrada, veamos qué dice la carrera. Suerte para Isaac del Toro y su equipo, todo pinta color de rosa.